Por el Pastor: Pai Otoniel Alvarado|
Iglesia: Lirios del Valle Central
Mírate en el espejo de otros, es la frase que quizá más hemos escuchado al ser aconsejados. Aprender de las historias ajenas, nos evita dolores en la nuestra. Recordemos que podemos aprender de las experiencias de todos; incluso de aquellos que terminaron mal, podemos extraer lecciones importantes para nuestra vida. Todos conocemos la historia de alguien que quizá fue una leyenda en alguna área digna de admirar e imitar. Y que hoy dejó de serlo, pero podemos darle vida a esos buenos ejemplos que dejaron marcados en el camino, para beneficio nuestro.
En la vida debemos de saber comer pescado… es decir, extraer la carne y tirar las espinas. Recordar la trayectoria de alguien, por las cosas buenas que hizo, y no por los errores que cometió. Darle vida a lo que vale la pena es el trabajo de los que triunfan. Sin difamar el éxito que otro creó con esfuerzo y dedicación.
Por lo tanto, recuerda historias que aportan tesoros para tu vida hoy, y avanzaras aún más rápido a tu destino trazado. En 1 Co 10:11 dice que esas cosas les acontecieron a ellos como ejemplo y están escritas para amonestación a nosotros. así que los grandes ejemplos de otros, enriquecerán nuestros caminos si aprendemos a coleccionarlas para aprender de ellas.
El talento de rehacer, es desarrollado por los que saben coleccionar experiencias
A medida que pasa el tiempo, se nos empolvan los recuerdos más importantes de la vida, los cuales son, nuestros inicios. La grandeza, el éxito y la abundancia no debe de hacernos olvidar de las raíces de dónde venimos.
Porque cuánta gente hoy en día, presume un estatus actual, proyectando una falsa ilusión de lo que es, cuando en sus inicios quizá no eran ni la sombra de lo que son. Muchos se avergüenzan de sus primeros pasos, pero otros se enorgullecen de ellos, y sus recuerdos les ayuda a vivir agradecidos y con una alta dosis de humildad, capaz de enseñarles a otros que también lo pueden lograr. Nunca debemos de tirar a la basura nuestro álbum de recuerdos. Recordar los procesos y los sacrificios del pasado, nos ayudara a mantener los pies en la tierra y a considerar siempre, que todo debajo del sol es vanidad. Recordemos que las vivencias actuales en nuestro ahora, mañana solo serán una foto más en el álbum de recuerdos. Por lo tanto, nunca debemos de presumir lo que por gracia y misericordia se nos ha sido dado de parte de Dios.
Si todo te está saliendo bien, dale un vistazo al álbum de recuerdos de tu memoria, y no olvides que Dios te trajo hasta aquí. Y si las cosas están mal, observaba aquellos pálidos recuerdos, que relatan la intervención oportuna de Dios en tu vida, y si lo hizo ayer también lo hará ahora. Así que aprendamos a coleccionar experiencias. “bendice alma mía a jehová y no olvides ninguno de sus beneficios”
Dios posee el talento más grande de todos, para rehacer lo que se echa a perder
Dios le hablo al profeta jeremías, mientras estaba en la casa del alfarero observando el trabajo delicado que hacia el moldeador.
Miraba una futura vasija que se levantaba de entre el barro húmedo y disforme que estaba sobre la rueda. Cuando de repente se echó a perder, en las mismas manos del diseñador habilidoso. Sin embargo, la retomó para darle una nueva forma, con sus mismas manos. Lo que parecía un error, vino a ser una obra maestra, perfecta y elegante, construida del mismo barro, que antes había fracasado. De la misma forma, nada se echa a perder en las manos de Dios. Tal y como el más experto de los alfareros, Dios hace surgir grandes obras de lo rustico, y lo defectuoso. Mientras sigas en las manos de Dios, nada se perderán en ti. Aun los más grandes fracasos, serán ocupados como material para un mejor destino. Así que no te quejes de las vueltas, de aquellos episodios que acontecen en tu vida una y otra vez, por que ciertamente estás en la rueda sabia del alfarero, hasta llegar a ser levantado por sus hermosas manos, ya no a tu manera, sino a la forma y diseño del experto diseñador. Si de repente todo se ha venido abajo en tu vida, cree con seguridad, que viene el tiempo de la segunda vasija, y que serás levantado por las siempre amorosas manos del alfarero.
“Aquello que fue, ya es; y lo que ha de ser, fue ya; y Dios restaura lo que pasó.” Eclesiastés 3:15
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