Por el Pastor: Pai Otoniel Alvarado|
Iglesia: Lirios del Valle Central
Conciencia genética:
“en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia,” Efesios 1:7
Fuiste diseñado para bendecir.
Haz de esta verdad el slogan oficial de tu vida, y te aseguro que serás, aún más feliz que antes. La bendición de Dios está en tus manos, brilla en tus ojos, se escucha en tu voz y se refleja en tu rostro. Vives en medio de una generación perversa, y diestra en maldecir. Llena de envidas y malos deseos. Pero, aunque maldigan ellos, tu ocúpate de bendecir. Debemos ser una solución y no un problema.
Recuerda que tú no solamente tienes bendición, sino que tú ERES UNA BENDICION. “En ti serán benditas todas las familias de la tierra” Genesis 12
Así que no hay maldición, que tenga el suficiente poder de anular la bendición de Dios en tu vida.
Por lo tanto, elévate por encima de las envidias, y vuela tal alto, de tal manera que las criticas destructivas no te pueden destruir.
Tú tienes la fórmula de la victoria y el secreto de la felicidad. Pero todo esto solo lo pueden creer, aquellos que saben que han sido diseñados para bendecir.
Debemos tener conciencia genética. Es decir, vivir con la seguridad, que desde que hicimos a Jesucristo el Señor de nuestras vidas, nuestra sangre cambió. No solo nuestro espíritu y alma, sino también la genética de nuestro cuerpo.
En nuestra sangre ya no portamos la maldición del primer Adán, sino la bendición del postrer Adán la cual es Jesucristo.
La información genética que está en tu sangre, pertenece a un linaje antiguo de un Rey supremo. En tu ADN habita la victoria de la cruz, ese sacrificio ancestral que te transfirió vida, está registrado en tus átomos. Se lee en tu sangre que hay una sustancia santa que aún sigue fresca, incluso con el paso de los años. Así que no tienes derecho de decir que eres común.
Tampoco tienes permiso de pensar que no vales, o que tu vida no tiene sentido. Porque tus mismos genes te prohíben el darte por vencido y ceder a la tentación de renunciar. Eres diferente…y tienes que aceptarlo.
Vive a la altura de tu genética divina. No te quedes tirado en el polvo cuando caes. Aprende a trascender. Desarrolla la habilidad de transicionar de una temporada a otra.
Trasciende: supera los fracasos de ayer.
No te la puedes pasar llorando toda la vida. Sécate las lágrimas, levanta tu cabeza y supera tus caídas.
Trasciende: ocúpate de los desafíos de hoy.
Tú tienes mucho que hacer. No desperdicies el tiempo. Redime cada segundo de tu vida, y ocúpate en vez de preocuparte.
Trasciende: planifica las celebraciones de mañana.
Mira más halla de tu nariz. Atrévete a elaborar las fiestas que vendrán de manera anticipada. Para cuando mañana lleguen, ya tendrás lista tu gran celebración.
Transforma los errores en ganancias.
Extrae aprendizajes de cada caída, y no te deprimas por lo que no lograste.
Trasciende: supera las tragedias del ayer.
Ocúpate de los desafíos de hoy, planifica las celebraciones de mañana y transforma los fracasos en guanacias.
En fin…nunca olvidemos nuestra genética de fe. Somos más que vencedores porque nuestro Padre, nos heredó el triunfo eterno por medio de su poderosa sangre.
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