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sábado, mayo 3, 2025

Portadores de un propósito

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Por el Pastor: Pai Otoniel Alvarado| Iglesia: Lirios del Valle Central

Portadores de un propósito

“quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos,” 2 Tim 1:9

Nadie ha venido a la tierra sin un propósito. Juntamente con la concepción, Dios asigna un propósito a cada ser viviente que viene a este mundo.  Es nuestra tarea descubrir nuestro propósito. No solamente nuestros dones o habilidades sino nuestro propósito. Recuerda que fuimos creados para alabanza de su gloria y eso encierra el más grande contenido de nuestro propósito en la tierra. Ese propósito le da sentido a nuestra vida.

Primero: Sentido de existencia.

Vivir para agradar a Dios, le da significancia a nuestra vida, y hace sentirnos vivos y existentes en esta tierra.

Segundo, el propósito nos da sentido de pertenencia.

Pertenecemos a un plan eterno y a una familia perpetua. No somos entenados, ni bastardos, somos hijos legítimos y pertenecemos en él y a él.

Tercero, el propósito divino nos da sentido común.

Una manera de pensar distinta a los demás, los hijos de Dios que vivimos en el propósito, pensamos con una lógica de fe, y no conforme a las imposibilidades humanas. 

Cuarto, el propósito de Dios en nosotros nos da sentido de ruta.

No caminamos sin dirección, ni por suerte, tenemos un destino seguro, sabemos de dónde venimos y para donde vamos, ese es el sentido de ruta.

Y Quinto, el propósito divino en nuestras vidas nos imparte un sentido de humor

Nos reímos de las tragedias, nos gozamos en las adversidades y celebramos en los tiempos malos. Ese sentido de humor, se activa cada mañana al levantarnos, y cada noche al acostarnos. Sabemos que pronto será diferente, porque lo que nos hizo llorar ahora, nos hará reír mañana.  Así que no solo vivas en los sentidos humanos sino también en los sentidos, del propósito.

Ese propósito eterno con que nos equipó Dios desde antes que naciéramos:

Es un propósito resiliente.

Es decir que se recupera, y se sobrepone de las tragedias y los sucesos traumáticos que atravesamos. Nosotros nos debilitamos y renunciamos, pero el propósito dentro de nosotros nos empuja a levantarnos otra vez y seguir avanzando.

Ese propósito que Dios nos dio es un propósito trascendental.

No se queda del lado del dolor, sino que pasa al otro lado y conquista lo inconquistable por nuestra razón y pensamientos. Trasciende a través de los años, así que, aunque envejezcamos el propósito trasciende nuestras edades con el mismo ímpetu con que fue instalado en nosotros desde el cielo.

El propósito de Dios en nosotros es sensitivo. Percibe, siente, identifica y es consciente de las diferentes temporadas que nos toca vivir. Elimina en nosotros la indiferencia e insensibilidad y nos hace sentir y percibir la ayuda y presencia de Dios en medio del valle más oscuro.

Ese propósito especial también es regenerativo. No se lesiona, no se incapacita ni jubila. Sino que se regenera, recobra fuerzas, brillo y solidez. Se renueva día a día, aunque este nuestro ser exterior se desgaste con estrés, enfermedades y cansancios. Hay una fuerza a dentro de nosotros.  Una capacidad que excede a las nuestras; el poder suficiente para levantarnos aun cuando el polvo del fracaso está por sepultarnos.

Ese propósito es impredecible, es decir, que es capaz de darnos nuevas sorpresas cuando menos lo esperamos. A Dios sea la gloria porque nacimos con propósito. Es increíble, es indescriptible e inentendible el gran regalo que Dios nos dio el cual es, su propósito eterno.

“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.” Romanos 8:28

Nunca parará de avanzar el propósito de Dios en nuestras vidas. Muchas veces nosotros nos estacionamos, nos acomodamos y estancamos en el camino de la vida, pero afortunadamente el propósito continúa. Porque Dios lo estableció en nuestras vidas. Dios nos conduce al estado que él ha soñado para nosotros, y por ello su propósito no muere, no se desvanece ni se diluye en nosotros. Somos parte de su plan divino, integrados en sus pensamientos y rutas trazadas desde la eternidad. Ningún hijo de Dios debe sentir que sobra en esta tierra o que su existencia no cuenta en el universo. Alcemos nuestras manos al cielo hoy, y digámosle a Dios: “Señor gracias por tu amor, y gracias por la continuidad de tu propósito, en nuestras vidas”

“Jehová cumplirá su propósito en mí; Tu misericordia, oh Jehová, es para siempre; No desampares la obra de tus manos.” Salmos 138:8

[Para más reflexiones, visita nuestro canal en YouTube: Pai Otoniel Alvarado o Contáctanos al 503- 7142-2613]

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