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viernes, diciembre 5, 2025

Vana hostilidad  

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Por el Pastor: Pai Otoniel Alvarado|

Iglesia: Lirios del Valle Central

La palabra hostilidad, viene de una raíz latina que se refiere a generar enemistad mediante la confrontación permanente, con una actitud defensiva, sin dar lugar a la simpatía, y mucho menos a la empatía. 

Es decir, que las personas hostiles, le ponen candado a su alma para no experimentar conexión, paz y gozo con los que convive. 

Para esa persona, siempre todos están mal, y todo está mal. Cree que nadie habla su lenguaje y que solo él o ella, tiene la solución de todo. 

A medida pasan los días la hostilidad crece, al punto de herir los corazones que le aman; sin valorar el afecto, los favores y la colaboración sincera de otros. 

Sin darnos cuenta podemos ser hostiles. Mientras vivimos en el engaño de que no es así. 

La hostilidad hace que nunca creamos en las buenas intenciones de la gente.  Sino que pensemos constantemente, que en cada acción siempre hay una mala intención contra nosotros.  Y eso nos hace comportarnos hosties.  Sonriendo a medias, esquivando platicas, rechazando abrazos y besos en saludos y despedidas etc. 

La hostilidad es una enfermedad del alma, que se debe tratar con prontitud, antes que destruya la fe misma en Dios y en los demás. 

Con el paso del tiempo, no habrá nada que endulce el corazón. Es decir que ni paseos, ni paisajes, ni salidas en familias, ni ver una buena película o disfrutar una comida especial podrá desintoxicar el corazón. 

Es momento de darnos cuenta lo que la palabra de Dios nos dice en cuanto a la hostilidad: 

“Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen;» 

Mateo 5:44

«No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres.  Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres.»

Romanos 12:17-18

«Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.»

Efesios 4:31-32

«La blanda respuesta quita la ira;

Mas la palabra áspera hace subir el furor.»

Proverbios 15:1

La realidad es, que todos hemos padecido de hostilidad en alguna ocasión o etapa de nuestras vidas. Pero recordemos que la hostilidad siempre trae consigo, soledad, amargura, enfermedades físicas, depresión, nudos de garganta, falsas ilusiones que todo es injusto, y sobre todo sufrimiento de gratis. 

Soltar la hostilidad es una decisión.  Esa decisión debe de estar acompañada de silencio y meditación antes de hablar y actuar. Por su puesto la ayuda activa del Espíritu Santo es vital en esta liberación diaria. 

Al principio será doloroso para el orgullo.  Pero luego descubriremos, que cuando perdemos, ganamos y cuando sonreímos, nos sanamos. 

Esa vana hostilidad se vence con el perdón, el amor, la paz, el dominio propio y el cambio de lenguaje.

[Para más reflexiones, visita nuestro canal en YouTube: Pai Otoniel Alvarado o Contáctanos al 503- 7142-2613] 

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