Basado en Juan 4:1-30
A veces la vida se llena de vacíos invisibles.
Podemos sonreír, servir, incluso hablar de fe… pero dentro hay una sed que nada logra saciar.
Así vivía la mujer samaritana: buscando amor, aceptación y propósito en lugares equivocados.
Había tenido varios fracasos, una historia marcada por el rechazo y la vergüenza.
Hasta que un día, Jesús se sentó junto al pozo, en el lugar exacto donde ella intentaba esconderse.
Allí comenzó el diálogo que cambiaría su historia.
Jesús no la condenó, la confrontó con amor.
Le ofreció un agua que no solo quita la sed del momento, sino que transforma el corazón para siempre.
Le dijo:
“Mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente que salte para vida eterna.” — Juan 4:14
Al encuentro con Jesús, su vida ya no volvió a ser la misma.
Muchas mujeres pueden hablar de Cristo, pero no todas han sido transformadas por Él.
Cuando no hay cambio, no se ha bebido del agua viva, solo se ha conocido una religión.
La religión informa, pero solo Jesús transforma.
Y cuando Cristo transforma, se nota.
El corazón cambia, las palabras sanan, el pasado deja de doler y el alma encuentra dirección.
Esa mujer que antes evitaba a todos, regresó a su ciudad corriendo, diciendo:
“Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho; ¿no será éste el Cristo?” — Juan 4:29
Mujer, cuando Jesús entra en tu vida, no puedes seguir igual.
Él no vino a remendar tus pedazos, vino a hacerte nueva.
Ya no necesitas esconder tu pasado, porque en Cristo, tus ruinas se convierten en testimonio.
Es necesario que quiebres el cántaro que no te deja ver lo que Dios quiere hacer en tu vida.
Ese cántaro puede ser el miedo, la culpa o la costumbre de cargar sola.
Déjalo caer y permite que el agua viva de Cristo fluya dentro de ti.
Levántate, deja el cántaro del ayer y corre a contar lo que Dios ha hecho contigo.
“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” — 2 Corintios 5:17
Tomando Mi Nación Mujer
Emma de Cuéllar
