Josué 2 / Hebreos 11:31 / Santiago 2:25
Hay mujeres que sienten que su historia ya está escrita… y no con final feliz.
Marcadas por decisiones del pasado, por errores que otros nunca olvidan, por etiquetas que la sociedad repite, aunque el corazón ya no sea el mismo.
Así vivía Rahab: señalada, juzgada, reducida a un título que lastimaba más que su propia historia.
Pero mientras todos la definían por lo que había hecho…
Dios la miraba por lo que podía llegar a ser.
Rahab vivía en lo alto del muro de Jericó, en una ciudad confiada en su fortaleza humana pero destinada a caer bajo la mano de Dios.
Mientras su entorno confiaba en murallas y ejércitos, ella percibió algo que nadie más quiso ver: Dios estaba moviéndose, y ella debía decidir en qué lado permanecer.
Cuando los espías llegaron, Rahab abrió su casa y su corazón.
Reconoció lo que muchos ignoraron:
> “Sé que Jehová os ha dado esta tierra…” — Josué 2:9
Su transformación comenzó en ese instante. No fue cuando colgó la señal, ni cuando su casa fue preservada. Fue cuando escuchó la voz interna de Dios y decidió creer por encima de su pasado.
Rahab protegió a los espías, arriesgó su vida, rompió patrones, y eligió un camino distinto.
Su fe hizo lo que sus esfuerzos nunca habían logrado: cambiar su destino. Y aquel acto visible de fe marcó un antes y un después.
Ese cordón rojo —la señal que los espías le pidieron para identificar y proteger su casa cuando la ciudad fuera destruida— no fue un simple adorno en su ventana; fue una declaración profética:
“Creo que Dios puede darme un nuevo comienzo.”
Y Dios honró esa fe de forma sobrenatural.
La mujer que un día fue señalada terminó en el linaje del Rey David… Y en la genealogía del Mesías. Eso es restauración divina.
Mujer, quizá tú también sientes que tu historia ya está escrita, que hay capítulos que no se pueden borrar.
Pero hoy Dios te recuerda: Tu pasado no tiene la última palabra. Tu fe sí.
Si escuchas Su voz y obedeces, Él puede transformar tu historia en un testimonio que glorifique Su nombre.
Tomando Mi Nación Mujer
Emma de Cuéllar