POR JULY DE SOSA
¿Sabía usted? Que una considerable cantidad de padres cristianos descuidan el hecho de asegurarse si sus hijos conocen a Jesús como su salvador. En la mayoría de casos sucede porque desde infantes los han llevado a la iglesia y esa costumbre les hace pensar que sus hijos ya adolescentes son cristianos, solo por el hecho de asistir a las celebraciones; pero ignoran que realmente lo que son es miembros de la iglesia pero no del cuerpo de Cristo. Este tema es ciertamente muy delicado y urgente de atender ya que es cosa de vida o muerte, y siendo que somos los padres quienes daremos cuenta de la formación que dimos a nuestros hijos deberíamos tomar la responsabilidad que tenemos respecto a esto. En la palabra de Dios están escritas las instrucciones a seguir para estar seguros de que nuestros hijos son propiedad de Cristo, y no solo oidores de él. Su palabra nos enseña que somos cristianos cuando confesamos con nuestra propia boca que creemos en Jesús. Si confesares con tu boca que Jesús es el señor y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. (Romanos 10: 9) Debemos asegurarnos que nuestros hijos hicieron en algún momento la confesión de fe “preguntándoles” antes de darlo por hecho. Si su hijo o hijos no tienen ese recuerdo en su memoria no deje pasar un minuto más ¡Presénteles usted mismo a Jesús! y guíelos en la confesión de su fe. No pase por alto el consejo de: Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él. (Proverbio 22:6) Instruya a sus hijos en el camino de Dios no se limite solo a llevarlo a la iglesia, en su casa hábleles de Dios con su ejemplo y tómese unos minutos en la medida que se le haga posible hacerlo para leer por lo menos un capítulo de las santas escrituras juntos. Moisés dijo al pueblo de Israel que Jehová le mando que enseñase los mandamientos a ellos para que los pusieran por obra y que los repitieran a sus hijos, entando en casa y andando por el camino, al acostarse, y al levantarse, y agrego; los escribirás en los postes de tu casa y en tus puertas (Deuteronomio 6:7-9) Nota como la responsabilidad de hablarles de Dios a nuestros hijos es nuestra y no de la iglesia. Por esa razón una vez más le invito a que este día se asegure de que los nombres de sus hijos estén inscritos en el libro de la vida.
No lo olvide es de vida o muerte ¡Paz y bien en esta semana!