Por : Pastor Edgard López Bertrand jr
No cabe duda que la Embajada de los Estados Unidos de Norteamérica es la promotora anticorrupción de América Latina, y El Salvador no se queda atrás, nuestra nueva Embajadora para El Salvador está haciendo una labor maravillosa apoyando al Fiscal General en todos los casos que todos creíamos conocer pero realmente ignorábamos.
Desde su llegada las entidades de gobierno están en alerta máxima y los funcionarios y ex funcionarios están detenidos bajo sospechas de corrupción, esto es algo insólito; nunca en la historia de nuestro País El Salvador habíamos visto a un ex mandatario detenido o en la cárcel por malversación de fondos públicos. A tal grado que hasta el ex fiscal general está bajo sospecha por corrupción o encubrimiento.
Pero ¿cuándo y dónde inició todo esto? A mis 48 años puedo afirmar que siempre fue así, los países presidencialistas se caracterizan por estar bajo casi una dictadura no de manera directa para con el pueblo sino para con las finanzas del estado, donativos de países amigos que jamás llegaron, licitaciones de grandes proyectos que nunca se hicieron, represas con cálculos de ingeniería sacados de la manga y mucho más son la muestra de cómo por siglos se han hecho las cosas en El Salvador.
Pero ¿cómo crece tan rápido está mala planta de la corrupción? a mi criterio crece con el abono de la impunidad, el no proceder con todo el peso de la ley, el ignorar al pudiente y apresar al humilde, está mala planta crece cuando el pueblo no se manifiesta cuando no se levanta y reclama el dinero que le fue quitado. Ese abono esta causando mucho daño al mundo entero y habló del abono de la impunidad.
Toda planta que se deja de abonar se seca, será pues necesario proceder con la ley y mucha valentía para poder frenar el crecimiento de esta mala planta de la corrupción, no permitamos que siga dando fruto; no perdamos lo poco que nos queda por tapar lo mucho que se llevaron, no sigamos caminando por esa ruta que tiene quebrado al país entero e indignado al mundo entero.
Si dejas de abonar, dejará de crecer, digamos no a la impunidad, digamos si a la lealtad permitamos que las cosas caminen a su ritmo y que nos ayude Dios a no flaquear en la batalla; permitamos que la ley y las instituciones funcionen, permitamos que Dios nos ayude a enmendar y corregir lo que nadie quería descubrir.
Apoyamos a los funcionarios públicos para que sean transparentes en su trabajo y desempeño, ya no le pongamos más leña al mal desempeño.
Recuerda que el abono de la corrupción es la impunidad…