En el año 2009 específicamente en el mes de diciembre, un periódico de circulación nacional desarrollo un tema con el titular que acompaña hoy mi editorial “Dios no está en crisis, sino el poder económico”, en su momento hablaban a groso modo del crecimiento que tenía la Iglesia Evangélica y las herramientas de uso para el crecimiento entre las que mencionaban el desarrollo web y los medios de comunicación de corte cristiano que abarca todos los espectros, tanto televisivos, radiales como periódicos. Eso fue hace 7 años, la historia hoy es más larga para contar que la de ese momento.
En la actualidad la Iglesia Evangélica ha alcanzado niveles de influencia mayores a los de aquel momento y es que se ha permeado todos los estratos de la sociedad, no hay forma de hacer país sin tomar en cuenta a la Iglesia Evangélica, es la institución más representativa de El Salvador.
En efecto la economía mundial o nacional podrá sucumbir pero no necesariamente eso pondrá en crisis a la Iglesia Evangélica y todos los que la conforman, hay una verdad y es que proclamamos palabras de vida y no de muerte, de paz y no de violencia, de libertad y no esclavitud, de sanidad y no de enfermedad, victoria y no derrota, esperanza y paz. Todo esto puede verse retratado en los constantes esfuerzos que se realizan en campañas o congresos en busca de la paz y un cese a la violencia, oración, clamor son palabras comunes dentro de este ámbito, para algunos absurdos, pero esto está dividido entre los que critican y los que hacen.
Es a través de la existencia de esta institución que la historia ha demostrado que es la única capaz de presentar y desarrollar planes de reinserción, y está en sus manos batallar contra aspectos de moralidad. La Iglesia Evangélica es la voz de la conciencia, es la voz de la razón, y por eso es que se escucha fuertemente decir “No al aborto, No a la aprobación de una agenda homosexual, No a la Violencia” mientras la Iglesias Evangélica exista entonces seguirá habiendo esperanza para este país.
El Salvador tiene la oportunidad de resurgir, pero es necesario que se comprenda que se ha fallado en los mecanismos de administración pública de antes y de hoy, que nunca se invirtió en la prevención de la violencia y que los planes de represión no son acordes al despunte actual, que no somos todos contra todos, si no que todos formamos parte del todo que nuestro país necesita para progresar, manos laboriosas y personas llenas de habilidades, mentes brillantes, tanques de pensamiento, una nueva nación es posible pero desde la perspectiva de reconocer los errores y establecer un nuevo camino, mientras despiertan la Iglesia Evangélica seguirá haciendo su labor y seguirá presta a aportar los insumos que este país tanto necesita.