Por: Pastor Mario Vega.
El pasado 31 de marzo, el Consejo Nacional de Seguridad y Convivencia Ciudadana visitó la ciudad de Santa Ana con el propósito de verificar en el campo la ejecución del plan El Salvador Seguro. La visita se produjo como parte del programa de verificación que el Consejo desarrolla en los municipios priorizados con el fin de revisar los resultados que se están produciendo.
La visita a Santa Ana fue muy provechosa dado que el encuentro no fue solamente con el Consejo Municipal de Prevención de la Violencia sino también con dirigentes comunales, estudiantes, jóvenes y representantes de diversos sectores sociales.
Lo primero que llamó la atención fue la amplia representación reunida. Aun cuando la reunión se realizó en horas laborales, la cantidad de asistentes fue bastante nutrida. El Consejo Municipal de Prevención de la Violencia no solamente ha realizado una muy buena elección de los sectores priorizados sino que también ha identificado en cada uno de ellos los factores de riesgo y de protección que hay en sus áreas geográficas. Eso habla de que en la selección de las áreas a intervenir se ha usado un marco teórico que va más allá de las estadísticas violentas para centrarse en las raíces que la producen.
Especial atención despertó el trabajo del Ministerio de Educación que lucha arduamente por la erradicación de la deserción escolar. En ello, se reconoció que el fenómeno sigue existiendo y que es considerable. No obstante, se desarrollan esfuerzos para mitigarlo y luego erradicarlo. De igual manera, el Ministerio de Salud ha hecho un buen papel al enfrentar en su área de competencia el tema de las violencias. Entre ellas, llamó la atención el trabajo que se realiza con el tema de suicidios. Un aspecto pocas veces abordado de la violencia pero que, en el caso de Santa Ana, ha llevado a desarrollar un programa amplio con especial dedicatoria en los adolescentes para prevenir el fenómeno.
Las entidades se encuentran muy bien coordinadas alrededor del tema de atención a las víctimas. Este aspecto, que normalmente recibe una fría atención, en Santa Ana articula una red de atención bastante eficiente. En el año 2016 atendieron a 940 víctimas de las violencias, un número impresionante que habla de la gravedad del problema pero que, al mismo tiempo, señala hacia la cobertura que se ha logrado ofrecer como parte del Plan Santa Ana Segura, subsidiario de El Salvador Seguro.
La mejor parte de la reunión fue cuando las personas de las comunidades y barrios comenzaron a expresar su opinión sobre el trabajo que se realiza. El entusiasmo era espontáneo al mismo tiempo que evidente. Los dos puntos de coincidencia en la participación de mujeres, jóvenes y estudiantes fueron la solicitud para que los programas de prevención no se suspendan y que los mismos se amplíen para alcanzar a más personas.
La constancia de esos dos elementos dejó muy en claro para los miembros del Consejo presentes la gran importancia que tiene para la población el que se continúe con el Plan El Salvador Seguro. Eso, obviamente, pasa por el respeto al decreto legislativo que dio vida a la Contribución Especial para la Seguridad que es la única y limitada fuente que da sustento económico a las acciones de prevención del Consejo de Seguridad y de cuya aceptación y efectividad se necesita escuchar directamente de las personas para comprender su importancia y gran aceptación.