POR JULY DE SOSA
Es importante reconocer que el matrimonio lo instituyó Dios y no, un hombre. Esa verdad sirve de aliciente para confiar que esa unión es buena, agradable y perfecta. Porque es voluntad de Dios. Ese pacto fue diseñado para que dure “hasta que la muerte nos separe o Cristo vuelva”. Afortunadamente para nosotros, el creador del matrimonio es nuestro Dios, quien nos ama, y desea que la vida que nos presta la gastemos de victoria en victoria. Es por eso que ha dejado un manual a seguir en su palabra escrita, para que individualmente, y en pareja, triunfemos. Ya que el fracaso comienza cuando desobedecemos el consejo de Dios, y decidimos darle rienda suelta a nuestro deseo de proceder ignorando los “no” de Dios explícitos en la Biblia. Deseo recordarle el no de Dios, para el matrimonio… No, cometerás adulterio. Aunque el acto sexual es considerado como algo muy placentero. Fuera del matrimonio es prohibido, por la ley de Dios. Por esta razón el enemigo que “como león rugiente anda buscando a quien devorar” no, vacilará en separar lo que Dios unió. Esto, si le cedemos terreno. Una de sus armas más estratégicas para destruir el amor y confianza dentro del matrimonio, son las tentaciones sexuales. Satanás sabe que, si cometemos adulterio, desobedecemos a Dios, y al igual que cualquier otro pecado, la infidelidad nos pasará factura. Podemos evitar caer en eso, conociendo el camino que lleva al adulterio. Muchos dicen: “yo no he sido infiel porque no me he acostado con nadie más que mi cónyuge” Pero constantemente viven desviando su mirada hacia la mujer extraña, u hombre extraño. Ignorando que el adulterio, comienza desde que miramos a otra persona que no es nuestro cónyuge con ojos llenos de deseo.
Jesús dijo: Cualquiera que mira a una mujer para codiciarla ya adultero con ella en su corazón. (Mateo 5:27-29) Para DIOS el adulterio comienza a desarrollarse desde el momento mismo que deseamos a una persona. Noto que dice: Cualquiera que mire con deseo, y no, cualquiera que se acueste. El diablo se encargará de poner a esa persona a nuestro paso, y si logra persuadirnos ejecutará su plan. Y desde el instante que permitimos que una persona que no sea nuestro cónyuge, alimente nuestro deseo sexual, estamos entrando a “la boca del lobo” y saldremos heridos cuando bien nos valla, porque en el peor de los casos quedaremos “destruidos” Ya que la motivación en una relación de infidelidad es la práctica de sexo sin compromiso. No así, en la relación matrimonial que está basada en un pacto, que a muchos se les olvida que es sagrado.
Le advierto que el diablo propiciara momentos para que nuestro ojo se deleite en aquello que capturo nuestra atención. Y lo que seguirá será la astucia de cada quien para propiciar un acercamiento con la persona que nos gusta, hasta lograr acercarnos tanto que terminemos en una cama enfiestada, donde el diablo bailará con nosotros, “la melodía de fracaso” que en conjunto preparamos. En conjunto porque si llegáramos a caer en un adulterio, será porque él, no actuó solo, nosotros, le colaboremos, gustosa e irresponsablemente. Para que el adulterio, se diera. Conocedores de esto, tomemos en serio la palabra que cita Dios no tomará por inocente al culpable. Tenemos que hacer la parte que nos corresponde y cada día, dar la lucha para cumplir los votos que hicimos delante de Dios.
Ahora que hemos traído a memoria esto, y conocemos como comienza y se desarrolla el adulterio, Pidamos a Dios que nos ayude a no caer, porque escrito esta: El que se crea firme, cuide de no caer. (1Corintios 10:12) Si ya está en un adulterio, arrepiéntase y fortalecido en Dios no, peque más. Le aseguro que Dios le perdonará y restituirá todo lo que esa relación le quito.
¡Bienaventurado el hombre que obedece a Dios, su pecado será perdonado y alcanzará misericordia!
Gracias