POR JULY DE SOSA
“Enséñanos a contar bien nuestros días, para que nuestro corazón adquiera sabiduría”.
Así, oro Moisés a Dios, reconociendo lo fugaz de la vida. Pocos prestamos atención a lo efímera que es nuestra existencia.
La semana pasada acompañe a una hermana en la fe en cristo, al funeral de su esposo. Y entre los comentarios que escuche, uno en particular llamo mi atención, un amigo del que había muerto dijo: “Lo veo y creo que es mentira que este muerto”. Ese comentario trajo velozmente a mi memoria el día, que contemple por última vez, el rostro de mi madre tras el vidrio de un ataúd. En aquella hora oscura, yo, al igual que él, pensaba “esto no puede ser verdad” lo cierto es que por mucho que nuestro corazón, pretenda engañarnos momentáneamente, la razón grita que es verdad. Me complace totalmente como Dios mira nuestra muerte. Su palabra escrita declara: “Estimada es a los ojos de Jehová la muerte de sus santos” (Salmos 116:15). El tema de nuestra partida o la de un ser querido a la eternidad, forma parte de aquellos temas, que no queremos tocar, aun conociendo que tarde o temprano, a todos nos llegará ese día, porque es parte del ciclo de la vida. Todo lo que nace un día morirá. Considero importante que como creyentes del único ¡Dios vivo! Entendamos esta realidad, pero no para angustiarnos, o entristecernos, sino más bien, para aprovechar los días que Dios nos preste en este mundo, vivamos alegres con lo que tenemos y con lo que somos en cristo Jesús, dando nuestra mejor lucha cada día, para vivir en armonía con todos. Perdonando sus faltas, y pidiendo perdón por las nuestras. Ayudándonos los unos a los otros, con lo que este en nuestra mano hacerlo, sin esperar nada a cambio, respetando la identidad de cada quien, sin señalar sus errores que a la par de los propios siempre lucirán pequeños. Usemos el lenguaje de palabras que poseemos para decirle este y todos los días, a nuestro cónyuge hijos, o demás familia, cuanto les amamos, y todo lo que suman a nuestra vida. Propongamos en nuestro corazón que el “Sol, no se ponga sobre nuestro enojo” agradezcamos a Dios por todo lo bueno y lo no tan bueno, sin renegar por nada, descansando en la voluntad de Dios que es buena, agradable y perfecta. Decida cambiar en usted lo que necesite cambiar, para ser más feliz con usted mismo y con los que le rodean.
Aprovecho para darles una cita bíblica, a todos aquellos, que al igual que yo, han sufrido la pérdida de un ser querido, con el fin de que descansemos en el hecho que ellos, realmente están descansando. Eclesiastés 9:5. Pero los muertos nada saben, porque su memoria fue puesta en modo de olvido. He escuchado decir que quienes, se emborrachan, o se drogan, lo hacen para olvidar sus penas, aunque ese modo de escape no es el adecuado, ciertamente hay ocasiones en las que necesitamos escapar de ellas y muchos a causa de las mismas decidieron quitarse la vida, porque su frustración fue tal, que les cegó su razonamiento para encontrar otra salida. Frente a esta, realidad que todos enfrentamos de diferentes formas… Que maravilloso es conocer, que los muertos no recuerdan nada de este mundo, ellos, no sufren por nada, solo duermen esperando el día del Señor. El día en el cual grandes y pequeños estaremos frente al tribunal de Cristo. Apocalipsis 20:11-12.
¡Viva feliz sus días! recuerde que la vida solo se vive una vez, hay que aprovecharla, y disfrutar de todo lo bueno que Dios ya nos dio, al mostrarnos el camino a seguir.