La guerra civil en El Salvador dejó como consecuencia un ambiente lleno de inseguridad, pobreza y desolación. La firma de los Acuerdos de Paz fue el rayo de esperanza para el fin de más de una década de guerra. Y ese momento tan esperado llegó, la guerra finalizó. Lastimosamente, como siempre ocurre, existen daños colaterales. Han pasado más de 25 años desde que se firmaran dichos Acuerdos y las consecuencias se hacen evidentes con más fuerza en los últimos años.
La pobreza, criminalidad y desempleo incrementaron a gran escala, y esto repercutió en la sociedad salvadoreña. Y así, muchas familias se desintegraron, cuando uno de los padres, o ambos, partieron en busca del “sueño americano”. Y con el modelo familiar roto, los que quedaban en El Salvador estaban propensos a caer en las garras de los fenómenos sociales como las pandillas y la delincuencia. Hoy por hoy, es la realidad de El Salvador.
“La falta de empleo, la ola de criminalidad, los peligros en las calles, el anhelo de una vida mejor, los sueños truncados, la mal llamada renta y otros factores de riesgo, motivan al adulto, al joven incluso niños a emigrar, con la esperanza que todo va a mejorar. Independientemente vayan a correr el riesgo de morir en el desierto o sufrir mutilaciones en el tren”, declara Jeremías Bolaños, Superintendente Nacional de las Asambleas de Dios en El Salvador.
Además mencionó que si los salvadoreños se acercarán a Dios y se incorporaran a una iglesia, todo cambiaría. Y que al unirse a la misma no significa que los peligros terminen. La iglesia está llena de personas que igual, corren los riesgos normales de la situación imperante, sin embargo, con la fe puesta en Dios, siguen adelante sin tomar camino a ningún otro lugar del mundo. Porque Dios ha dicho: «No te dejaré ni te desampararé»
Por otra parte, Vladimir Rivas, pastor general de la iglesia COMPAZ, afirma que no cree en la inmigración ilegal. “Si alguien me dice que se va del país yo lo bendigo inmediatamente, siempre y cuando sea Dios quién halla abierto las puertas”, citó.
También sostiene que no se arriesgaría a caminar bajo la ilegalidad porque tiene muchas posibilidades de fracaso. Cree que si Dios tiene algo en el exterior, él mismo abrirá las puertas para que esa oportunidad se materialice. Así como Dios le dio un mandato al pueblo de Israel de salir y buscar esa tierra que él prometió, de esa manera Dios puede obrar ahora y brindar oportunidades diferentes en otro país.
“Considero que cada quién es libre de pensar como le parezca, sin embargo, yo no veo en las Escrituras que se pueda violar las leyes de determinado país y que esto traiga bendición”. “Ese es mi consejo, caminar bajo la dirección de Dios, y no bajo la ilegalidad”, dijo Rivas.
La iglesia es un ente social y como tal regula la moralidad del ciudadano, ayuda a esclarecer que es bueno y que es malo, a pesar que cada quien tiene el libre albedrío y decide lo que le parezca mejor. Es parte de la misión de la Iglesia Evangélica en la Tierra, ayudar a revelar la verdad de la Palabra de Dios al ser humano a través del Espíritu Santo, y proporcionar la guía que cada persona necesita. En ellos está decidir aceptar tal guía o no.