El mundo Religioso es un mundo peligroso, competimos por tener los mejores templos, los mejores aparatos de sonido, los mejores medios de comunicación, los mejores eventos Cristianos, somos más carnales que los que no conocen a Dios; estamos más perdidos que los que no saben dónde están hoy parados.
Como predicador Evangélico hoy me arrepiento de muchas de las cosas que en mi carrera he realizado para exaltar el nombre de una institución y no para la gloria de Dios, shows de carros, domingos de disfraces, ferias de trabajo, ferias de alimentos, todo esto para agradar a los hombres pero nunca para fundamentar las vidas de los creyentes o no creyentes en la palabra de Dios la Biblia.
El Salmo 119:9 nos dice “Con que limpiará el joven su camino, con GUARDAR su palabra. Esta es la afirmación más dramática y significativa que hoy puedo plantear, no se trata de asistir o servir en una iglesia, o se trata de diezmar u ofrendar a la comunidad donde nos congregamos; se trata de cumplir lo que en su palabra está escrito para nuestro beneficio en la Biblia.
Amigos con esto quiero decir, que no basta con ser parte de una organización, es necesario dar frutos después de haber reconocido a Dios en nuestras vidas, no se puede vivir en libertinaje y pretender que somos parte de la familia de Dios. No se puede servir a dos Señores ya que amaremos a uno y rechazaremos al otro, hoy es tiempo de tomar una decisión a favor de la vida es tiempo de agradar a Dios con nuestras acciones y estilos de vida, no por mera obligación si no como muestra de haber nacido de nuevo a la familia de la fe.
La Biblia es tan clara que dice que no todo el que le dice Señor, Señor entrará en el reino de los cielos; si no el que hace la voluntad del Padre que está en los cielos, no es por obligación es por amor y gratitud de lo por nosotros recibido por medio de Jesús en su muerte y resurrección.
Amigo no te quedes en la puerta, después de la salvación llega la regeneración y luego la santificación terminando en la glorificación cuando lleguemos a la presencia de Dios. Toma en cuenta estas humildes palabras de un simple predicador que por 24 años ha compartido el mensaje de la Cruz de Cristo con el único deseo que vidas sean cambiadas por medio del amor de Dios.