POR JULY DE SOSA
Traten a los demás como ustedes quieran ser tratados.
Muchos padres olvidan o ignoran, que su capacidad para disciplinar efectivamente a sus hijos está relacionada con la disciplina personal que ellos mismos, posean. Mientras más disciplinado sean mamá y papá más posibilidades tendrán de triunfar disciplinando. Debido a que la disciplina, tienen que ver con la necesidad y responsabilidad que como padres tenemos para formación integral de nuestros hijos. Es esta la razón por la que insisto “padres debemos preocuparnos por guardar buen ejemplo delante de los ojos de nuestra herencia” para que a la hora de disciplinarles ellos no se confundan.
A menudo muchos padres prohíben a sus hijos comportamientos tales como: mentir, pero sus hijos escuchan que ellos mienten, hablar palabras, mal dichas, y ellos las aprenden de sus padres, no, pelear con sus hermanos, y ellos viven en medio de los gritos y discusiones de sus padres, sumados a estos muchos más. Es fácil pasar por alto que los ojos y oídos de nuestros hijos están puestos en nosotros y ellos quieren “ser como nosotros” Por su parte las niñas quieren ser tan “bellas” como su mamá y los niños tan “fuertes” como su papá. De cara a esta realidad es apremiante respondernos lo siguiente: Mamá ¿Que belleza le estas mostrando a tu hija? La belleza física maquillada, O la belleza que muestra tu fruto de obediencia, humildad, y respeto, como reflejo de lo está en tú corazón.
Papá ¿Qué fuerza le enseñas a tú hijo? La fuerza propia del machismo, o la fuerza de voluntad propia para obedecer a Dios respetando y cuidando de tú esposa e hijos como el tesoro más grande que posees.
Considero que contestarnos honestamente a nosotros mismos es clave, para revisar y ocuparnos de disciplinar con el ejemplo.
Ciertamente con la llegada de un hijo a nuestro hogar, adquirimos la responsabilidad más grande que Dios nos encomienda. Puesto que esos niños crecerán y las bases de principios y valores, las ponemos nosotros sus padres. No la escuela, o amistades. Esa es la razón por la que debemos ocuparnos en aprender del instructivo de Dios, y luego enseñarles a ellos (Deuteronomio 6:7-9) Para cuando sean hombres y mujeres, de lo bueno que aprendieron ellos enseñen ¿Noto la responsabilidad que como padres tenemos? Nuestra labor alcanzará a todas nuestras generaciones. ¡Vale la pena ocuparnos en hacerlo bien!
No olvide enseñar con su ejemplo. ¡Feliz Semana!