Julia Marta de 15 años de edad, es retraída, irritable, ha bajado sus notas, pelea con su hermana de 10 años, no quiere salir con su familia, no sale con amigas, pasa triste todo el tiempo, se queja de dolor de estómago, de cabeza, tiene insomnio; algunas veces se acerca a su madre para que la acaricie y se muestra cariñosa con ellos.
La adolescente menciona que no desea asistir al colegio, que cada día es más difícil, que se burlan de ella desde que estaba pequeña, ahora se ha incrementado esto, todos los días le dicen apodos que la incomodan, no se puede concentrar en clases, cuando la maestra no está, algunos compañeros le quitan sus cuadernos, le tiran su bolsón, le hablan de forma amenazante, gritándole insultos y discriminándola.
Le gustaría que sus compañeras la tomen en cuenta, ya que la ignoran, conversan entre ellas y no le hacen caso cuando les habla, no la esperan al recreo, la engañan para que no esté con ellas, le critican y burlan por sus gustos.
Piensa de sí misma que es fea, tonta, es diferente a los otros, ellos/as son mejores, soy tímida y reservada, es mejor estar sola, prefiere quedarse en casa y ver televisión o estar viendo su Tablet.
Esto ha hecho que su padre y madre se preocupen por su salud y comportamiento, fueron al médico por los malestares físicos que presentan, le han dicho que la adolescente está sometida a mucho estrés, que la lleven a un profesional en psicología para que sea evaluada.
Mientras que José Roberto de 14 años, es el mayor de su familia, sus padres fueron llamados por la subdirectora y el maestro orientador a una reunión para informarles de la conducta de su hijo, les informaron que unos padres de familia se habían quejado de la manera agresiva que trataba a estos compañeros.
Les comento su maestro que las/os compañeros se quejaron de que les decía apodos, insultos, se burlaba de ellos y era muy sarcástico, utilizaba palabras soeces, pero últimamente al encontrárselos en el pasillo, los golpeaba con sus hombros, les ponía zancadillas, a uno lo tomo del cuello fuertemente, les había destruido sus tareas, botado cuadernos y jugado con sus mochilas, los amenazaba que no dijeran nada al respecto, pero uno de ese grupo logro que su hijo le comentara porque ya no quería ir al colegio o pasaba enfermo, este padre se reunió con los responsables de los otros compañeros que sufrían el maltrato y juntos fueron al colegio a informar y pedir que se intervenga para que esto deje de pasar.
Al hablar con él, se justifica que “solo bromeo, no lo hago por hacerles daño, no aguantan las bromas”, “son exagerados, no es para tanto lo que hago, me quieren perjudicar porque voy bien en mis notas”.
El padre y la madre se sintieron sorprendidos y avergonzados de la conducta de su hijo y les recomendaron llevarlo a atención psicológica de inmediato para que pueda continuar sus estudios en dicho centro educativo.
La problemática que se da en estos casos es el acoso escolar o bullying que es una serie de conductas violentas que tienen como finalidad principal maltratar y abusar del otro.
Son conductas de maltrato, acoso, intimidación u hostigamiento de una o varias personas en contra de otro, caracterizada por la desigualdad de condiciones psicológicas entre los participantes. (Voors,2005).
Estas conductas agresivas se mantienen en el tiempo, aumentando la frecuencia e intensidad y producen daño y dolor emocional a quien lo sufre a diario.
En la primera historia vemos que la adolescente quien recibe el daño es la víctima, esto afecta su conducta en la familia, la relación con sus compañeros, su rendimiento escolar y en su autoestima, pueden presentarse ideación o intentos suicidas.
En la segunda historia el niño presenta una conducta agresiva hacia sus compañeros, presenta problemas para relacionarse, en la comunicación, resolver problemas a través de violencia, intimidación para someter a su víctima.
En ambos casos se necesita un proceso de terapia psicológica donde se fomente un auto concepto positivo, un enfoque psico educativo que les permita conocer la problemática que viven y las consecuencias que esto les produce, entrenamiento en habilidades sociales, en asertividad para lograr respetar sus derechos y establecer límites, aprender la resolución de conflictos de maneras no violentas, y tener un espacio para aprender a manejar sus emociones de manera adecuada.
Si está preocupado por su hijo o su hija puedan estar presentando alguno de estos comportamientos puede consultar en el Centro Integral de Salud Trabajando Para Cristo donde ofrecemos el proceso de psicoterapia.
Visítenos será un gusto atenderles.
Licda. Silvia Mabel Olmedo de Díaz
Psicóloga
JVPP 1150.