POR JULY DE SOSA
Es frecuente que cuidemos nuestra alimentación, comportamiento, apariencia, “entre otros”. Pero muy ocasionalmente nos acordamos de cuidar nuestro corazón, obviando así la importancia que este tiene. Las santas escrituras aconsejan: Sobre toda cosa guardada guarda tú corazón porque de él mana la vida (Proverbio 4:23)
El verso citado enseña que cada uno es responsable de guardar el bienestar de su propio corazón, y no responsabilidad de otros. A menudo erróneamente culpamos a otros de dañar y quebrantar nuestro corazón, cuando en realidad lo que sucede es que nosotros mismos les sedemos el poder para dañarnos, ejemplo de esto es el cónyuge que acostumbra a usar palabras humillantes en contra de su pareja a la hora de discutir cualquier asunto, jefes que valiéndose de su cargo humillan y someten a sus colaboradores, o peor aún hijos que en cualquier etapa de su vida menosprecian el amor y esfuerzo de sus padres, estos por mencionar algunos de los ejemplos en los cuales podríamos escudarnos para culpar a otros de la amargura en nuestro corazón a causa del mal trato recibido. Conocí a una mujer que sufrió violencia de genero desde pequeña, por ser la mayor de sus hermanos no conto con la oportunidad de asistir a la escuela, por el compromiso de ayudar a cuidarlos, y con tan solo 13 años comenzó a trabajar para colaborar con la manutención de ellos; cuando llego su momento de formar una familia, el hombre que se suponía debía de cuidarla y amarla, la maltrato al grado de obligarla a huir por su vida, el tiempo siguió su curso y la que fue maltratada, abusada, y experimentada en todos los sufrimientos que quiebran el corazón de una mujer, mantenía intacto el amor por ella misma y por los demás, gracias a que su sabiduría era fruto de su propia experiencia de vida supo “guardar su corazón”hasta que este dejo de latir. Sirva el relato anterior como fuente de inspiración para que la próxima vez que alguien pretenda dañar su corazón, tome ejemplo de la vida de esta y de otras mujeres, que al igual que ella saben guardar su corazón, y decida barrer toda basura que pueda entorpecer la felicidad que Cristo le ha dado, con su perdón y amor.
Ciertamente como humanos nos duele y sentimos cuando alguien nos daña eso no lo podemos evitar. Pero podemos usar el poder que nos pertenece para evitar que ese daño llegue para quedarse en nosotros y crear raíces de amargura. Porque será campo idóneo para que satanás siembre su cizaña, donde Cristo sembró ya amor, gozo Y libertad.
No descuidemos la responsabilidad de guardar nuestro corazón de todo daño, mentira, egoísmo, orgullo yculpabilidad. Antes recordemos que si él está enfermo, todo nuestro cuerpo estará enfermo. Porque del Corazón mana la vida. ¡Feliz semana!