El matrimonio es una unión instituida por Dios y no por los hombres, que tiene enemigos al asecho siendo de estos la infidelidad el mayor de todos, y el que más daño causa a la relación de pareja. Por nuestra naturaleza humana y el poco interés de tener una relación personal con Dios, existen zonas prohibidas de las cuales conviene huir a tiempo, como “vicios, malas amistades, libertinaje sexual entre otras” la falta de dominio propio frente a las “tentación sexual” es mencionada desde las primeras páginas en la Biblia. Lo que muestra que es esa área precisamente la más difícil de gobernar de nuestro cuerpo sin importar género, credo o raza. Y la que más arrebata calidad de vida en nuestro matrimonio.
De cara a esta realidad deseo mencionar algunos de los factores de riesgo que nos colocan en el camino oscuro hacia la infidelidad. Apoyada de un ejemplo acerca de este tema declarado en la Biblia en el segundo Libro de Samuel, capitulo 11. Que habla precisamente de la presión sexual que experimento un rey llamado David, y de su poca voluntad para escapar ileso. El primer factor de riesgo que muestra el texto bíblico es el ocio, en el que se encontraba el rey, que de igual manera a todos los que acostumbran esa condición puedecolocarlos en un sitio equivocado a una hora incorrecta con compañía inapropiada. No, pase por alto que la mayoría de encuentros sexuales “extramaritales” inician de forma “casual y descuidada” hasta llegar a lo que la biblia llama adulterio. El no planificar nuestro día con tareas productivas, aumenta el riesgo de prestar atención a lo que es agradable a nuestro ojo, pero no necesariamente bueno. Tal y como le sucedió a David, mientras sus mejores hombres de guerra exponían su vida para defenderlo a él, y a su pueblo, este, en su calidad de ocio se paseaba por la terraza y desde allí vio a una mujer que no era su propia mujer, bañándose desnuda, en la que centro toda su atención trazando un plan para poder llegarse a ella, dando rienda suelta a la infidelidad. Todo esto inicio de forma casual y descuidada, por el simple hecho de quedarse mirando algoagradable paro no beneficioso para él. En nuestras actividades cotidianas, podemos encontrarnos en situaciones de presión sexual, similares o mayores a esa. Definitivamente eso no lo podemos evitar, pero lo que si podemos y debemos, es hacer lo contrario a lo que hizo el rey. No ceder espacio en nuestra mente y corazón a todo tipo de tentación que abra la puerta a la infidelidad.
Amo la forma que tiene la palabra de Dios para mostrar el cuidado que debemos tener con nuestros ojos. En versos como los siguientes: No mires el vino cuando rojea, y resplandece en la copa. Se entrasuavemente, pero al final muerde como serpiente. Proverbio 23:31-32… Los ojos del hombre jamás se dan por satisfechos (Proverbio 27:20) La verdad acerca del ojo humano nos permite entender, la tendencia de mantener nuestra vista en objetivos que nos llevarán a experimentar pérdidas y fracasos. Conociendo esto conviene salir huyendo de toda situación de riesgo que pretenda más de nuestra atención. No se equivoque,Dios nos creó seres sexuales, pero no para el libertinaje, sino más bien para el deleite con nuestra propiapareja, y recuerde cuando hablamos de “pareja” nos referimos a dos, no a tres o más personas.
La infidelidad es evitable, siempre y cuando tengamos la voluntad y dominio propio para decir “NO” y salir corriendo. Quizá esa decisión no se vea muy varonil, por aquellos que tienen un concepto equivocado en cuanto al significado de “hombría”. Pero si será bien vista y admirada por aquellos que conocen el verdadero significado de lo que es ser hombre o mujer, con identidad firme y definida… El matrimonio es un pacto sellado con la promesa de cumplimiento de votos, la fidelidad mutua es parte de esa promesa.
¡FELIZ Y BENDECIDA SEMANA!