POR JULY DE SOSA
Es interesante el hecho de que en nuestra calidad de seres racionales, pocas veces tomamos tiempo para examinar nuestros pensamientos y lo que están provocando en nuestro comportamiento y entorno. Cuando lo hacemos cobramos conciencia de que nuestra vida es lo que nuestros pensamientos son. Es allí donde tendremos que decidir continuar con ellos o cambiarlos, esto dependerá de lo que estamos haciendo y recibiendo, versus lo que deseamos hacer y recibir.
El uso de la conciencia de nuestros pensamientos, puede librarnos de cometer un error o ayudarnos a corregir el hecho. Además de mantener nuestra mente y cuerpo sanos. El manual por excelencia a nuestro favor dice: Como el hombre piensa así es él… Que importante es según el proverbio nuestro pensamiento para la ejecución de nuestras obras. Grande es el número de personas que juran conocer a Dios y amarle. Pero la mayor parte de ese conocimiento es a nivel de oídos únicamente. Porque sus hechos hablan lo contrario. He visto personas enfermas de su cuerpo a causa de sus pensamientos, amargadas en su espíritu por aferrarse a un pensamiento de dolor y frustración. Lo que me hace recordar a Job, un personaje bíblico, que cuando le llego tiempo difícil declaro: “lo que me temía me ha acontecido” (Job 3:25) esto muestra que nuestros pensamientos tienen el poder de bendecirnos o de destruirnos, ya que de la abundancia de estos daremos fruto.
.¿Ha estado usted alguna vez con personas que no hacen más que juzgar y hablar con amargura acerca de otros? Dejando al descubierto la abundancia de su corazón. Jesús lo enseño así: Si el árbol es bueno, su fruto es bueno, si el árbol es malo, su fruto es malo, porque por el fruto se conoce el árbol. El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno, y el hombre malo, del mal tesoro saca lo malo…Porque de la abundancia del corazón habla la boca. (Mateo 12:33) De la misma forma como el pensamiento llega a la boca, controla nuestros hechos, y alcanza nuestro presente y nuestro futuro. Para sumar o para restar éxito.
No pase por alto que los pensamientos se activan con fe, y que esa fe, puede ser usada para lo bueno o para lo malo, todo dependerá de los sentimientos que provoquen la fe en nuestros pensamientos. Como guía a seguir el apóstol Pablo aconseja “Todo lo que es verdadero, digno, justo, puro, amable y honorable, en eso pensad” (Filipenses 4:8) Todo hecho bueno o malo comienza con un pensamiento, meditemos en esto y revisemos los pensamientos que ocupan nuestra mente, para luego ponerlos por obra.Recordando en todo momento, oportunidad o circunstancia, que Dios conoce nuestro pensamiento, y aun, nuestro suspiro no le es oculto.
¡Shalom!