Lucas 24:5 “¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?”
Maria Magdalena… Novelistas como Dan Brown, escultores como Miguel Angel, pintores como el italiano Piero di Cosimo y otros renacentistas han tratado de captarla en sus trabajos con la mayor delicadeza que hayan podido alcanzar. Es una mujer enigmática. Muy cercana a Jesus porque -dice la Biblia-, fue liberada de siete demonios. ¡Quién no ser agradecido con semejante liberación! Debe ser una mujer muy misteriosa para que se hayan ocupado de ella muchos artistas. ¿Què esconde su personalidad?
Los exegetas y los teólogos se han quebrado la cabeza pensando en por què fue que a una mujer como ella se le encomendó la misión de hacerle saber a los hombres que Jesus había resucitado. Claro, no se necesita tener un doctorado o un diploma de Alta Crítica para entenderlo: Los hombres se habían ido a esconder como ratones cuando apresaron a Jesus y lo llevaron cautivo para crucificarlo. Solo quedaron las mujeres viendo aunque desde lejos, el sufrimiento y la agonía de su Maestro. ¡Cuando no, las mujeres! Valientes. Valerosas. Con coraje ante la adversidad. Admirables.
Pero Maria Magdalena tiene otra cosa que enseñarnos: Somos como ella. Buscamos entre los muertos lo que no debemos. Y erramos el blanco. Y luego tenemos que sentir correr por nuestras venas la vergüenza de haber sido sorprendidos in fraganti y con las manos en la masa. Por ejemplo:
¿Què hace un pastor buscando en un cuarto de motel con una mujer que no es la suya el placer que solo ella debe darle? ¿Què hace un hombre de Dios buscando en un bar lo que quiere darle el Espíritu Santo? ¿Què hace un hombre de oración congregacional buscando en la pornografìa lo que es prohibido? Buenas preguntas, ¿no les parece?
Buscar entre los muertos lo que no da vida es fatal. Nos confundimos creyendo que porque la tumba esta vacía es justificación para hacerlo. La tumba del matrimonio por ejemplo. O la tumba del gozo espiritual. O que tal la tumba del trabajo. Porque todos esos vacíos se necesitan llenar con algo que creemos encontrarlo entre los muertos.
Maria Magdalena somos aquellos que buscamos en el mundo lo que el Reino de Dios quiere darnos. La provisión para cada día. El sustento de nuestras casas. La paz de nuestras almas.
Maria Magdalena es la mujer que ha sido golpeada por su hombre y busca en otros brazos el calor y la ternura que necesita. Es la jovencita que anhela tener un padre y se entrega a un depredador sexual. Es el joven que busca en las drogas y los vicios lo que debe encontrar solo en Jesus.
Maria Magdalena es el siervo del Señor que busca en las aventuras juveniles lo que su edad le prohibe. Es la mujer casada que no tiene afecto y atención de su esposo y se aventura a buscarlos en el amigo aquel del colegio. Es el cristiano que no encuentra satisfacción en la Iglesia y la busca en los lugares tenebrosos del pecado.
Maria Magdalena somos aquellos que no satisfechos con lo que la religión ofrece, nos entregamos al hedonismo y a los placeres del mundo. Somos aquellos que debiendo ser ejemplos de virtud para los más jóvenes equivocamos el camino y damos un mal testimonio que destruye su fe.
Maria Magdalena somos los que teniendo todo, aún deseamos más y más para saciar el hambre de cosas materiales.
Maria Magdalena es el esposo cristiano que en un momento de debilidad espiritual se enrola con su secretaria en una aventura de una noche y se vuelve una pesadilla. Maria Magdalena somos los que por pasión hacemos cosas que confunden nuestros sentidos y nos hacen hablar con la gente equivocada. Somos los que jugueteamos con el WhatsApp o con Facebook o con la internet poniendo en peligro nuestras virtudes.
Todo por buscar entre los muertos al que Vive. ¿Su Nombre? Jesus. El que ha resucitado. Y Èl nos pregunta: ¿Por què buscan entre los muertos al que vive?