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lunes, noviembre 25, 2024

Una pregunta para Eva

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Génesis 3:13 “Entonces el SEÑOR Dios dijo a la mujer: ¿Qué es esto que has hecho?”

El bosque de sauce iba poco a poco siendo invadido por el silencio y las tinieblas.  El cielo, antes de un azul clarísimo, se había tornado en gris a la llegada de las primeras sombras de la tarde. Cesaban en los árboles los estremecimientos de alas y en el bosque el rumor de los insectos.  El agua murmuradora corría besando la grama y gasas inmaculadas tendían sus plumas lucientes en los aros del crepúsculo…

Allí estaba Eva.

Sentada en un banco de piedra, a la sombra de un gran tronco ennegrecido y desnudo, que semejaba en la sombra naciente una de esas grandes estatuas de basalto, en las que el arte Divino perpetuó sus obras eternas, la mujer se notaba triste y preocupada mirando el horizonte que iba haciéndose negro por momentos.

El pecado había mordido su alma. La serpiente había logrado su propósito: alejarlos de su Dios. Y ahora Dios le hace la temida pregunta. Después de haber hablado con su esposo Adán, ahora se dirige a ella. A ella, a quien se había nombrado ayuda, apoyo, auxilio, compañía, a ella a quien se le había encomendado que ayudara a su esposo porque éste no debía y no podía estar solo, está asustada, temerosa de qué iba a decir ese Dios que los visitaba en el Huerto cada día y se complacía con ellos al verlos tan felices.

Pero todo eso terminó. Y todo por un deseo interno de hacer lo que ella quería. Y eso es lo que aún daña los hogares. Ese mal sentido de libertad femenina. Ese deseo malsano de no querer cobertura. Esos sueños de la carne de ser independiente. De no aceptar que se necesita estar en compañía y en sociedad para que la familia funcione.

“¿Qué es esto que has hecho?” es la pregunta que traspasa el alma de Eva. ¿Qué es ese carácter violento que te hace perder los estribos? ¿Por qué te desquitas con tus hijos de lo que te hace tu marido en vez de hablar con él? ¿Por qué insistes en hacerlo caer en deudas para lograr tus objetivos? ¿Qué es lo que has hecho, hermana querida? ¿Por qué visitaste esa página en internet en donde encontraste una aventura de infidelidad? ¿Por qué te vestiste de esa forma y despertaste la lujuria en los hombres de tu congregación y ahora te acosan por todos lados?

Estamos claros que la cabeza del hogar es el hombre. Pero también es cierto que muchas veces las esposas los impulsan a cometer pecados que ponen en peligro las finanzas de su casa. Que ponen en peligro la estabilidad emocional de los hijos. Es sabido que muchas esposas no sabías impulsan al esposo a comprar esa pantalla de televisión que tanto desea y ahora sus hijos ya no estudian por dedicarse por entero a ver sus programas.

Algunas esposas obligan tanto al esposo a comprarles esa batería de cocina que casi nunca usan para cocinar y ahora tiene una deuda que lo ahoga y lo hunde en la desesperación.

“¿Qué es esto que has hecho”? ¿Por qué revisaste el celular de tu esposo y ahora desconfías de él? ¿Y ahora los celos estorban tu relación matrimonial? ¿Y ahora lo acosas constantemente desesperándolo con esos celos que te consumen? ¿Por qué revisaste sus cosas y ahora tu alma se desespera con la incertidumbre de la desconfianza? ¿Qué es eso que has hecho, hermana mía?

¿Qué es esto que has hecho? ¿Por qué le contaste a esa amiga de tu iglesia tus intimidades personales con tu esposo y ahora lo están criticando en secreto? ¿Y ahora lo ven con ojos acusadores sin que él sepa por qué? ¿Por qué en vez de buscar el consejo de tu líder o pastor hablaste con esa diaconisa sin experiencia? ¿Por qué viste esa telenovela que ahora no te deja en paz para orar cada noche antes de irte a la cama?

¿Qué es esto que has hecho, querida pastora? ¿Por què no confrontaste a tu esposo y pastor con esas debilidades que le han hecho perder credibilidad ante su congregación?

¿Qué es esto que has hecho, querida Eva? fue la dolorosa pregunta que Dios le hizo a la mujer en el Huerto. Porque ella sabía de sobra que la mujer tiene un papel vital en el funcionamiento de su hogar, en la formación de sus hijos y en la administración de las finanzas.

Y ¡Asústense, damas!: Dios aún hace la misma pregunta a las mujeres hoy en día.


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