Recientemente le obsequie a mi nieta un rompecabezas como premio por su excelente reporte de notas y conducta; a sus seis años ella, tienen una habilidad impresionante para colocar velozmente cada pieza de cualquier rompecabezas, sin embargo, este era diferente a todos los demás, su diseño es lenticular 3D, su forma convexa de ambos lados le resulto difícil para su edad fracasando en el intento.
Esto me hizo pensar en las piezas que cada uno debemos colocar para formar el rompecabezas de nuestra historia de vida, y en la percepción con la que vemos los hechos; tomando en cuenta que los rompecabezas se arman “pieza a pieza” es preciso hacerlo con mucho cuidado y con cabeza fría. En ese proceso tenemos piezas que nos agradan y otras que nos causan dolor, y que al igual que a todas las demás debemos encontrarles un lugar para avanzar, ejemplo de esto es la falta de perdón, salud quebrantada, fracasos personales y laborales, divorcios, la muerte de nuestra mamá, cónyuge, hijos etc. Habrá piezas como las mencionadas que a nuestra visión tienen forma “convexa” por lo que no logramos darles sentido para que encajen con las demás, lo apropiado en ese caso será dejarlas de lado por un tiempo, recordando que Dios cada día nos da nuevas oportunidades, y estrenamos nuevas misericordias. Y tal como lo enseña el libro de Eclesiastés 3: “todo tienen su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tienen su hora.” El tiempopara cada acontecimiento es perfecto y señalado por Dios, él constantemente agrega conocimiento a cada uno de nosotros, que nos ayuda a que cada pieza por dolorosa o difícil que sea ¡encaje!
En esta, tarea de construcción, considero importante saber qué es lo que en realidad estamos formando. Si no tenemos metas, no tendremos caminos, y sin camino no hay dirección. Nuestra existencia aquí en la tierra no es un paseo para gastar el tiempo mientras los creyentes, esperamos la segunda venida gloriosa de nuestro Salvador. Sino más bien una breve estación que nos brinda la maravillosa oportunidad de desarrollar todo nuestro potencial, y llevar a cabo nuestros sueños visualizando en nuestro espíritu, el cuadro final; esto sin dudas tendrá su propio trabajo, pero también, la inmensa satisfacción de haber aprovechado el tiempo superándonos cada día.
Lo bueno del rompecabezas de nuestra historia, es que cada pieza es dada por Dios en su tiempo perfecto, y que al igual que cualquier rompecabezas cuenta con todas sus piezas de acuerdo con el propósito de vida de cada uno de nosotros. Es asunto de esperar y aceptar cada pieza que llegue a nosotros, y buscarle lugar junto a las demás, incluyendo nuestros errores, eso es lo que nos dará el éxito y marcara diferencia.
Convencida estoy, que al igual que mi nieta no logro armar un rompecabezas que esta “fuera del rango de su edad” nosotros tampoco podremos armar nuestro propio rompecabezas sin la visión adecuada y el conocimiento pleno de que cada pieza debe de encajar correctamente. Porque antes de que nosotros lo armemos Dios ya lo hizo. Razón suficiente para aceptar y superar cada etapa, para seguir construyendo una buena historia de vida.