POR JULY DE SOSA
En el marco de la celebración de la presente semana santa o semana mayor, considero importante conocer o recordar detalles de la semana más negra que vivió Jesús, el hijo de Dios, antes de exclamar…
¡consumado es!
Las santas escrituras muestran claramente por medio de profecía, los hechos que acontecerían al enviado de Dios para salvación de la humanidad; y luego de su sacrificio en la cruz seria, prosperado, engrandecido y exaltado (Isaías 52:13). Además de describir su sufrimiento en medio de dos malhechores Lucas 23:32. como cumplimiento de la profecía en Isaías 53:12 fue contado con los pecadores.
Antes de ser crucificado según el evangelio de Mateo los soldados romanos, lo desnudaron echaron encima un manto de escarlata, y pusieron sobre su cabeza una corona de espinas y una caña en su mano derecha, e hincando la rodilla delante de él, le escarnecían, diciendo: ¡Salve Rey de los judíos! Y escupiéndole tomaban la caña y golpeaban su cabeza. Marcos dice que algunos le cubrieron el rostro y le dieron puñetazos. Lucas afirma que los hombres que le custodiaban lo vendaron y golpeaban en el rostro. Juan declara que Pilatos azoto a Jesús, luego de cumplir la petición de aquellos que le gritaban ¡Crucifícale! ¿Puede imaginarse como todo ese maltrato trasformo radicalmente la fisonomía de Jesús? A tal grado que Isaías 52:14. Dice: Como se asombraron de ti muchos, de tal manera fue desfigurado de los hombres su parecer, y su hermosura.
La pregunta de muchos, en ese tiempo como hoy, es ¿Porque Jesús padeció todo eso? Su respuesta, por amor a la humanidad y obediencia para con su padre, definitivamente eso fue lo que le permitió resistir hasta declarar “Consumado es” y habiendo inclinado su cabeza entrego su espíritu. Juan 19: 30.
A pesar de que para este tiempo en alguna medida la mayoría estamos informados del sacrificio de Jesús hecho sin precedente. Todavía algunos, dudan que, por medio de él, hay salvación para su alma. Tal y como dudaron de lo escrito por los profetas los dos que iban en el camino a Emaús, y Jesús resucitado les reprende diciendo: Insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho, ¿No era necesario que el cristo padeciera estas cosas, y que entrara en su gloria? (Lucas 24:25)
En el libro de Isaías 53:1. Encontramos dos interrogantes que invitan a reflexionar. ¿Quién ha creído a nuestro anuncio? La pregunta se refiere a la palabra de Dios, en la que muchos no creen.
Y ¿Sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová? Esta, pregunta tienen que ver con la obra de Dios en acción. Lamentablemente por la incredulidad de muchos, acerca de la salvación de Dios por medio de su hijo, su obra de salvación no ha sido manifestada en ellos.
¡Aprovechemos esta semana! En aprender y reflexionar acerca del amor de Dios para nosotros manifestado en el sacrificio de su hijo, nuestro salvador Jesús quien herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; más Jehová cargo en él, el pecado de todos nosotros. Isaías 53:5-6.
¡Feliz y bendecida semana santa!