Por: Samuel Barrios
El pasado sábado 13 abril el departamento Nacional del Concilio Misionero Femenil de las Asambleas de Dios, celebró su 70° aniversario, dando gracias a Dios por los años de servicio en la obra a nivel nacional.
“Me siento muy contenta, muy agradecida con Dios, por habernos dado la oportunidad de servir en este ministerio tan precioso, porque servirle a Dios es precioso, es un gran privilegio”. Expresó la presidenta del Concilio Nacional Hna. Sara viuda de Magaña.
A esta celebración se hicieron presentes todos los departamentos del concilio existente a nivel nacional de diferentes iglesias de las Asambleas de Dios, donde como invitado estuvo el Reverendo Juan Bueno, impartiendo la palabra, quien es reconocido por la expansión del evangelio y aportar a la educación salvadoreña.
“Tengo 35 años de ser la presidenta, pero empecé desde que se formó el concilio femenil nacional, cuando murió mi esposo pensé que ahí terminaba todo, él era pastor y servíamos a Dios y no imaginé lo que Dios había destinado para mí, Dios me ha respaldado en este ministerio, he predicado por todo el país tengo 86 años y seguiré hasta que él me lleve”. Acotó, Presidenta del Concilio Nacional.
También, se les hizo entrega de un reconocimiento por el esfuerzo y labor a diferentes hermanas que han trabajado en dicho ministerio, donde humildemente sirven a Dios, por lo que la presidenta del Concilio Nacional agregó: “El reconocimiento a las hermanas es por amor a la obra, yo amo a las hermanas ellas me aman a mí, les tengo mucho amor a la obra y a las hermanas”.
Por otra parte, la presidenta del Concilio Nacional se mostró gratificante, por los reconocimientos que le fueron entregados, por su amplia trayectoria en el ministerio y dijo: “Dios es bueno, estos reconocimientos que recibí, las hermanas demuestran su amor y reconocen mi trabajo, yo no trabajo porque me reconozcan, sino que para mí es un deleite trabajarle a Dios, sin esperar reconocimiento, agradezco a Dios y a las hermanas. y como consejo, les diría a las hermanas que se levanten, porque todavía es tiempo de descasar, la edad no nos puede quitar el deseo de servir voy a cumplir 86 años y esto para mí no es tristeza, sino una emoción ver que Dios me ha ayudado hasta aquí mientras se puede, porque Dios nos va dar el descanso cuando él quiera”.