Josué 4:6 “¿Qué significan estas piedras?”
Dios siempre le dijo a su pueblo que por dónde quiera que pasaran dejaran monumentos de piedra con un propósito: no olvidar lo que Él habla hecho en el pasado a favor de sus hijos. Para que esos monumentos sirvieran como una señal de la fidelidad de Dios. Para que cuando sus herederos les preguntaran ¿qué significan estas piedras? ellos les contaran las maravillas que habían visto hacer a su Señor Dios.
Eso es lo mismo que debemos hacer hoy para nuestros hijos y nietos. Lamentablemente los padres ya no dejan monumentos de su fe o buena conducta a sus hijos y herederos. Es por eso que estamos viendo una generación totalmente acéfala, carente de ejemplos de virtud y buenas costumbres. Y como niños y jóvenes, ellos necesitan ejemplos vivos, ejemplos que les muestren las virtudes dignas de ser elogiadas.
A falta de esos monumentos en los hogares y en las vidas de sus padres, ellos se han vuelto a los monumentos de Hollywood, de la música rock, los deportes y hasta de los mafiosos de las pandillas. Es un hecho demostrado que todos hemos necesitado de paradigmas que nos muestren el camino a seguir. Todos necesitamos aprender de alguien y es una lástima que las familias ya no respondan a esas necesidades de sus hijos. Solo vea a los jóvenes y señoritas que andan por las calles deambulando en una vagancia vergonzosa, llenos de tatuajes o deformando sus orejas con grandes colgantes que luego será difícil de eliminar.
¿En dónde han aprendido las niñas a tatuarse su cuerpo que debiera ser un Templo a la Presencia del Señor? No es un misterio. Lo han visto en otros monumentos que están frente a ellas. Yo siempre me propongo enseñar esto a las jovencitas que lo han hecho: “Imagine, señorita, que cuando usted sea abuela un nieto le pregunte: Abuela, ¿qué significa esa mancha azul que tienes en el brazo? Porque todos hemos hecho preguntas a nuestros mayores. ¿Qué significa esa cicatriz que tienes en la frente? ¿Qué te pasó en esa mano que te falta un dedo? Esas son las preguntas que los niños hemos hecho y seguirán haciendo. Es por eso que Dios les dijo a los líderes: “Pongan piedras como monumento para que cuando sus hijos les pregunten qué significan, ustedes puedan testificar de mi poder”.
Tristemente hoy, los hijos preguntan: ¿Qué significa esa escena que estamos viendo en la tele? O ¿Qué significan esas palabras que le acabas de gritar a mi mami? O ¿Quién es esa señora que acabas de besar en la puerta de su casa? O aún está más atrevida: ¿Con quién estabas hablando por teléfono mami, que le dijiste que querías estar en sus brazos? ¿Con mi papi? Preguntas, preguntas y más preguntas.
Dios lo sabe. Los hijos preguntan de todo y por todo. Es por eso que para protegerlos y aprovechar su instrucción fue: levanten monumentos que hablen de mí. Que sus respuestas glorifiquen mi Nombre. Que sus hijos aprendan desde sus primeros años que Dios es su Señor y Proveedor.
Monumentos. Monumentos a la grandeza de los futbolistas cuando sus hijos lo ven despotricando cuando su equipo pierde. Monumentos a la lujuria cuando sus hijos los ven comiendo desmedidamente, cuando los ven reclamando a la cajera del almacén porque se tarda en atenderlos, cuando el vehículo que está al lado le obstruye el paso y usted le reclama, cuando el dinero no alcanza y blasfema contra Dios, cuando los ven chismeando en la iglesia, cuando en el regreso a casa los escuchan criticar al pastor y el mensaje que predicó ese domingo. Monumentos a la lascivia cuando su hija adolescente la ve a usted, mamá, vistiéndose igual que ella, negando los años que usted debe vivir para enseñarle lo que es la madurez. O cuando usted, papá, se viste, se corta el cabello y se tatúa como los deportistas de moda y su hijo está viendo ese monumento a la vulgaridad y lo corriente. ¿Qué puede hacer Jesús con esta generación que no ve monumentos a la virtud, honradez, vidas ejemplares, vidas consagradas y buscando el Rostro de su Dios? ¿Qué puede hacer la Iglesia de Cristo para impactar a su juventud si en los hogares ven monumentos a la injusticia, malos tratos, lenguaje soez, pornografía y muchas cosas más que niegan la santidad que Dios pide de sus hijos?
Padres en general: Tenemos un compromiso que no fue solo para Josué ni los antiguos. Ese mandamiento sigue vigente: Nuestros hijos necesitan ver monumentos que les enseñen lo que Dios ha hecho a nuestro favor. Pastores: Tenemos ese compromiso de que nuestra congregación vea un monumento a la fe, la pureza, la honradez y conducta que les invite a imitarnos como nosotros imitamos a Jesús. Que no nos agarre el dedo la puerta.
Clint Eastwood, en la película “La Mula” al final de la misma expresó estas tristes palabras: “Pude comprar todo lo que quise, pero no pude comprar tiempo”.