Por: Edgar López Bertrand Jr/ Pastor general de Iglesia Bautista Amigos de Israel Central
El Evangelio de Cristo esta bajo ataque, ahora cualquiera es teólogo, pastor, predicador, coach, motivador, profeta, apóstol, pareciera que el deseo desmedido de ser mas que los demás llegó a muchas de nuestras iglesias y esta socavando a cada congregación, a tal grado que el que se molesta cuando un pastor sale de dicha congregación para fundar su propio reino.
Como cristianos debemos estar atentos a no convertirnos en Charlatanes, o sea hablando cosas sin fundamento, o tratando de convencer a otros por medio de artimañas humanas para manipular o gobernar la vida de otros por medio de nuestras acciones o palabras. Es también importante conocer el verdadero significado de dicha palabra que casi en todas las expresiones se hace de manera peyorativa.
Marcos 13:22 “Porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y mostrarán señales y prodigios a fin de extraviar, de ser posible, a los escogidos.
Un charlatán, en su acepción de embaucador, es aquel que con su discurso persigue la venta, muchas veces fraudulenta, de algún tipo de producto, remedio, elixir, ideología.
Esta palabra al parecer tiene su origen en el término francés charlatán, usado para referirse a los vendedores de medicinas que anunciaban su presencia por medio de gritos, música o un espectáculo en directo.
2 corintios 11:3. “Pero temo que, así como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestras mentes sean desviadas de la sencillez y pureza {de la devoción} a Cristo”.
Uno de los más conocidos charlatanes de Francia era Tabarín, quien montaba un escenario en la Place Dauphin de París en el año de 1618, quien inspiró a Moliére.
Tabarin. Tabarin, cuyo verdadero nombre era Antoine Girard, nacido en Verdun en 1584 y muerto en París el 29 de noviembre de 1626, era bateleur y comediante del teatro de la feria. Voltaire, en su Diccionario Filosófico, habla así: “Tabarin, nombre propio, se convierte en nombre apelativo.
La palabra puede tener su origen en el italiano ciarlare, (charlar), o de Cerretano, un originario de Cereto, pueblo famoso por sus curanderos.
En lenguaje más coloquial, se llama también charlatán a aquel que habla excesivamente y, más específicamente y en sentido peyorativo, cuando además habla de algo que no conoce o no entiende.
2 tesalonicenses 2:3 “Que nadie os engañe en ninguna manera, porque {no vendrá} sin que primero venga la apostasía y sea revelado el hombre de pecado, el hijo de perdición”.
El uso habitual del adjetivo «charlatán» es, pues, predominantemente con valor despectivo. Es muy común que se señale a alguien negativamente diciendo que es un charlatán, o sea, un hablador de tonterías, estas a veces intrascendentes e inocuas, pero otras veces venenosas y destinadas al engaño y la prevaricación.
En la Biblia también encontramos este tipo de personas, gente que hablaba sin fundamento sin conocimiento; algunos textos bíblicos nos darán luz al respecto y nos ayudarán a no caer en este tipo de prácticas en nuestro diario vivir.
2 Timoteo 3:13 “Pero los hombres malos e impostores irán {de mal} en peor, engañando y siendo engañados”. Quien habla mucho o habla demasiado, especialmente sobre temas sin trascendencia.
Cuidemos pues a quien escuchamos, cuidemos pues lo que escuchamos, la Biblia nos dice que la fe es por el oír, y por oír la palabra de Dios. Mi mejor recomendación para no perdernos es que tengamos mayor contacto con la palabra de Dios, la Biblia; será ella quien nos revele como, cuando, y donde debemos proceder y de que manera.
¡Cuidado con los charlatanes!