Los sueños y el sueño deben de ser considerablemente compatibles.
Recuerda que el que sueña dormido con lo que desea alcanzar, está listo para soñar despierto y lograr su meta anhelada.
Hace mucho tiempo hubo un soñador en la tierra, y no me refiero a José, sino a su padre. Jacob fue el soñador sucesor de 2 ancestros progenitores la cual fueron Abrahán e Isaac. Un día, mientras huía de su hermano que lo quería matar, muy cansado llego a Betel, puso de almohada una piedra y se durmió. Allí soñó algo, que más que sueño fue una revelación. Entre lo que soñó se destaca el escenario de ángeles subiendo y bajado por medio de una escalera apoyada en tierra y que su otro extremo llega hasta el cielo.
Al despertar hizo varias declaraciones y promesas, pero entre otras acciones, se levantó y honro a la que había sido su almohada en semejante revelación. Tomo la piedra que había usado de cabecera y la ungió con aceite. Nunca antes había tenido una almohada así. Durante toda su vida durmió con almohadas suaves, hechas con amor de su madre que lo amaba. Pero hoy con una almohada tan dura, tal y como las mismas circunstancias que estaba sufriendo.
Muchas veces la incomodidad nos hace soñar lo que nunca hemos soñado.
Las malas noches tienen el poder de fecundar en tu alma cosas tan extraordinarias que al amanecer pueden marcar grandes diferencias en tu vida.
- Las malas noches pueden fecundarte de fe, para creer que mañana recibirás tu milagro.
- Las noches difíciles, simplemente son catapultas que te lanzan a otro nivel de esperanza.
- Las noches duras te hacen salir de la comodidad.
- Las noches frías tienen el poder de ponerte de rodillas.
- Esas noches fecundas, te embarazarán de ideas de oro, que servirán de estrategias para salir de tu estado actual.
- Las noches sin almohada hacen que amanezcas con hambre de éxito, para trabajar en nuevos proyectos y un día tener una almohada diferente.
Cristo dijo, “las zorras tienen guarida y los pájaros nido, pero el hijo de Dios no tiene donde recostar su cabeza”. Así que el cumplió su sueño sin almohada física, pero si con almohada divina. Su cabeza y sus pensamientos estaban recostados en la asignación que le dio su padre.
Así que no te quejes por las malas noches, por los desvelos, e incluso por el insomnio, ya que muchas veces las mejores escuelas están en las noches más difíciles. Mientras todos duermen, Dios les habla a sus escogidos que son capases de entender el verdadero significado de la soledad.
Es tiempo de cambiar de almohada. Así que Tira esa almohada vieja, donde te has acostumbrado a llorar y llorar y llorar por las noches, en vez de planificar y orar para emprender un nuevo destino.
Cambia la almohada de la depresión, cambia la almohada de los temores, tira a la basura la cabecera que te hace pensar que todo es imposible.
Compra una nueva almohada. Como símbolo de que todas las noches serán fecundas en tu vida. Y Que nunca amanecerás vacío, o con una actitud amarga para el día.
Así como hay almohadas que no son lo suficientemente cómodas, así hay ideas, pensamientos y estrategias que no se acomodan al nivel de tus sueños. Por lo tanto, descansa en Dios. Y cree que todo es posible para ti, porque tú tienes un Dios que funciona.
Incluye en tu sueño y en tus sueños al dador de ellos, la cual es Dios.
Desde hace muchos días necesitas una almohada ungida.
Ungida de fe en Dios, ungida de motivaciones sanas para ti y para otros.
Recuerda que la inversión de tu almohada hará que descanses para tu mañana. y no solo me refiero a almohadas físicas sino a la sabia reclinación de tus pensamientos, ¿En que descansan tus suspiros? ¿En quién reposa tus pensamientos? Esa es tu almohada, espero que tengas la correcta. La biblia dice que “Dios guardara en completa paz, a aquel cuyo pensamiento perseveran en el” Is 26: 3.
Por lo tanto, el más importante cambio de almohada es confiar firmemente en que Dios está trabajando en tu mañana.
Amen
Amen
CASA EMANUEL CASA PARA TODAS LAS NACIONES
De reino, que lindo artículo