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lunes, noviembre 25, 2024

Hablemos de lo efímero de la vida.

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POR JULY DE SOSA

Todos los que reconocemos que la vida es un regalo de Dios somos responsables de vivirla consientes, de que al  igual que todo lo existente en este mundo, también la vida, tiene un tiempo de caducidad. De esta realidad dependen las demás; Y aunque a veces vivimos creyendo que esta vida es eterna no lo es, a pesar de que muchos se niegan a aceptar esto, por la preocupación que les causa lo desconocido, o dejar sus pertenencias y seres queridos. Lo cierto es, que nuestra aceptación o desaprobación, no cambia esta realidad es hasta que nos ocupamos de que nuestra permanencia aquí sea lo más provechosa posible, que dejamos de preocuparnos por nuestra partida, total las santas escrituras declaran ¿Y quién, de vosotros, por ansioso que este, puede añadir una hora al curso de su vida? Definitivamente la ciencia ha avanzado mucho, pero su progreso no ha logrado preservar la vida ni un minuto más, del tiempo que Dios tiene para su culminación, esto debería dar un toque especial a nuestra existencia el hecho de que no depende de ningún poder humano es suficiente para que cada día lo vivamos de modo como si fuera el último. Porque ¿Quién conoce los pensamientos de Dios? Ya lo dijo el apóstol Pablo “qué es vuestra vida, solo un vapor que aparece por poco tiempo y luego se desvanece”. La certeza de esto nos permite vivir plenamente nuestro tiempo sin desperdiciarlo en rencores, envidias, celos, mala fe, frustraciones, depresiones, angustias, y cosas semejantes a estas. Sin embargo, necesitamos pedirle a Dios como el salmista “Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría” Salmos 90:12.

 Es de sabios respetar los límites puestos por Dios explícitos en su palabra escrita, que además advierte. “Todo nos es permitido, pero no, todo nos conviene” y lo que menos nos conviene, es vivir enemistados con Dios, con los hombres, y con el planeta que habitamos. Siendo el menosprecio de esto, raíz de todos nuestros males.  

Ciertamente no podemos cambiar lo fugas de nuestros días, pero si podemos vivir al máximo disfrutando cada segundo. Convencida estoy, que si nos concientizamos con esto, resolveremos el grave problema de nuestra sociedad violenta con el simple hecho de que cada uno tome su responsabilidad en cuanto a aprovechar su vida, respetando la vida ajena, y vivir libremente.

          ¡Paz y bien para todos!

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