Mucho se habla sobre la mujer virtuosa, y sin duda alguna todas deseamos ser elogiadas como tales; pero muy pocas mujeres estamos dispuestas a vivir como una verdadera mujer virtuosa. El valor de una mujer no radica en el hecho de ser mujer, sino en el hecho de ser un ser humano, al igual que el hombre. Muchas mujeres deseamos ser favorecidas y exaltadas por el hecho de ser mujeres o madres, como si ese titulo fuera el que nos da la valía, sin embargo, aunque efectivamente una mujer es un ser supremamente especial, al igual que el hombre, si no vive conforme a la palabra de Dios puede cometer muchos errores convirtiéndose en un verdadero dolor de cabeza no solo para su esposo, sino también para sus hijos.
Veamos a la luz de la palabra de que se trata ser una mujer virtuosa. Proverbios 31:10 – 31 nos lo dice claramente, pero veamos punto por punto:
- El corazón de su marido está en ella confiado y no carecerá de ganancia: Esto significa que su esposo confía plenamente en ella, no duda de su proceder en ningún momento y en ninguna área. Sabe que ella podrá tomar decisiones en función del bienestar del matrimonio y de la familia aun sin estar el presente.
- Le da ella bien y no mal, todos los días de su vida: Ella se vuelve una persona que ayuda a resolver las diferentes dificultades que la vida les presente por delante y no será ella misma un problema. Hay muchos hogares en donde las esposas lejos de ayudar a solventar las dificultades, ellas mismas son el problema. La mujer virtuosa, ayuda, propone, tiene la disposición y el compromiso de sacar adelante junto a su esposo la familia.
- Busca lana y lino y con voluntad trabaja con sus manos; es como nave de mercader, trae su pan de lejos: Este versículo nos deja claro que si bien la palabra de Dios delegó la responsabilidad del sustento del hogar principalmente al hombre, no excluye a la mujer de colaborar con la manutención del hogar. Una mujer virtuosa, no esta a la espera de que su esposo haga todo, y cubra todo el presupuesto mas sus gustos personales; lejos de eso, ella contribuye activamente a que las finanzas y recursos de la familia estén bien. Y lo hace con buena voluntad, no menospreciando a nadie ni renegando y mucho menos haciendo sentir a su esposo mal por tener que hacerlo.
- Se levanta aun de noche y da de comer a su familia y ración a sus criadas: Este versículo habla de prioridades, responsabilidad y gratitud. Hay muchas mujeres que, sin ser malas madres, dedican mas tiempo a ellas mismas que a sus propias familias; muchas veces por inmadurez y otras por irresponsabilidad; pueden madrugar para ir al gimnasio pero no para atender a sus hijos, pueden desvelarse trabajando pero olvidan a sus esposos. La biblia nos insta a que vivamos conforme a nuestras prioridades y responsabilidades adquiridas voluntariamente y a que seamos agradecidos con quienes nos sirven humildemente, dejando de lado el egoísmo, la negligencia y el despotismo.
- Considera la heredad y la compra, planta viña del fruto de sus manos, ciñe de fuerzas sus lomos y esfuerza sus brazos: Estos versículos nos hablan de ser previsora, fructífera y dejar de lado la comodidad y haraganería. Una mujer virtuosa, esta muy lejos de ser una mujer cómoda, que gasta su dinero en vanidades y trivialidades afectando la economía del hogar, al contrario es laboriosa, proactiva y una muy buena administradora.
- Aplica su mano al huso y a la rueca: Estos versículos nos hacen viajar en el tiempo para entender a que se refiere. Con el paso de los años, las mujeres se han desarrollado profesionalmente y en muchos casos, olvidando aquellas cosas básicas del hogar que van en función del cuido y atención del hogar.
- Alarga su mano sobre el pobre y menesteroso: La mujer virtuosa no piensa solo en ella, sus necesidades y gustos. Tiene un corazón generoso que le permite ayudar en las necesidades de los demás.
Hasta acá, con todo lo que hemos leído es fácil sentirnos frustradas pensando que no seremos capaces de lograrlo, pero debemos recordar que no hay ninguna mujer perfecta; es un proceso en el que por medio y a través de la ayuda del Espíritu Santo de Dios nuestro carácter se va moldeando, nuestro pensamiento se va renovando y nuestro diario vivir empieza a dar los frutos.
También es importante recordar que no se trata de que la mujer se olvide de si misma y su vida gire entorno a su familia, debemos pedirle a Dios la guía, la sabiduría y la capacidad para poder vivir conforme a las prioridades agradables ante los ojos de nuestro creador.