Frecuentemente en esta época navideña las emociones parecieran hacer erupción, estamos más sensibles y vulnerables que en otra época del año.
El clima y el ambiente cambia radicalmente, vemos que los almacenes, las calles, los redondeles son decorados con arbolitos y luces. Empezamos a escuchar cuetes y fiestas pre-navideñas. Las familias y los amigos se reúnen. Los compañeros de trabajo comparten un almuerzo navideño e intercambian regalos. Películas y anuncios navideños. Se respira un ambiente de amor, paz, fraternidad, unión. Como también los recuerdos y las preocupaciones empiezan a aflorar. Algunos sienten una gran nostalgia porque no estarán en su país de origen; otros tienen una gran tristeza por la defunción de un ser querido; otros están en duelo porque será la primera navidad después del divorcio; otros están afligidos por dificultades económicas; otros en depresión mayor porque su salud esta quebrantada; y muchos otros más, absortos en una gran soledad, no tienen con quién compartir. Cada uno tiene su propia historia y responde a ella con diversidad de emociones.
Recuerdo que en mi vida anterior, la navidad no tenía significado, sabía que se celebraba el nacimiento del niño Jesús, más no había aprendido la verdadera importancia de esta celebración. Para mi era una época de fiestas, de intercambio de regalos y de reuniones familiares que me generaban temor y tristeza, ya que mi familia de origen es totalmente disfuncional, prevalece la amargura y la soledad, habiendo división y conflicto entre sus miembros. Aun recuerdo los comentarios sobre la navidad, “es un día como cualquier otro”.
NOOOOOO!!!!, el 25 de diciembre no es un día como cualquier otro, es la celebración del nacimiento de nuestro amado Salvador, su nombre es JESÚS, por su inmenso amor a sus HIJOS, se hizo humano y nació a través de una mujer la Virgen María, y vino a la tierra a pasar todo lo que pasa un ser humano, sin pecado alguno, para morir por ti y por mi en la cruz, para darnos vida, vida eterna, vida en abundancia, vida en gozo.
La navidad no es un día común, es una época de reflexión, de amor, de agradecimiento a Dios por su inmenso amor y darnos la salvación a través de su hijo Jesús.
Tengo las cicatrices de la disfunción familiar, ya no duelen, pero algunas veces quieren abrirse. Me resisto con oración, las mantengo cerradas, recordando que Dios me ama, que Jesús murió por mi, y que todo lo que viví era necesario para el propósito que Dios tiene para mi vida. Y uno de ellos es que te escriba estas líneas. No sé que has pasado, seguramente has vivido muchas cosas dolorosas, te has sentido muy solo, devastado, sin ganas de continuar. Lo sé, yo también lo he vivido.
Aférrate a la fuente, a Dios Padre, Dios hijo, Dios Espíritu Santo, no permitas que el enemigo te robe, te destruya, te mate. Tu eres hij@ amad@ de Dios, tienes un propósito en el reino. Levanta tu vista al cielo, ora, adora, lee la Palabra, congrégate, busca ayuda humana, nuestro Abba Padre nos ha dejado a los profesionales para ayudar a sus hijos a superar las dificultades humanas. Siempre hay una esperanza si tienes fe en tu creador, esfuérzate en salir de lo que ya conoces y no te funciona. Trata de hacerlo a la manera de Dios, dejándole a El tus problemas y llenándote de El orando sin cesar.
Para el próximo 2020 quiero compartir contigo una serie de talleres llamados “Dios-estima” que tendrán como objetivo sanar el corazón, sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón. Si quieres participar, escríbeme al whatsapp 77460188 para que formes parte de este grupo.
Con mucho amor y agradecimiento a Dios por todas las bendiciones que me regala a diario. Camarena Psicologia.
www.camarenapsicologia.com Fan-page: camarenapsicologia Instagram: @camarenapsicologia Teléfono: 2264-3745 Whatsapp: 7746-0188 |