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martes, noviembre 26, 2024

No menosprecies la vida que Cristo da

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Nos relata el evangelista Lucas en el capítulo 8 de su Evangelio, que Jesús de Nazareth en su búsqueda del ser humano para darle salvación, perdón de pecados, vida eterna y ayuda a fin de encontrar solución a sus problemas, arribó a la tierra de los gadarenos. Un hombre endemoniado se le acercó y Jesús inmediatamente procedió a liberarlo; los demonios, que eran muchos, le pidieron a Jesús los enviara a una piara de cerdos que eran criados y cuidados por gente de Gadara. Una vez los demonios entraron a los cerdos, se lanzaron al lago y se ahogaron. Los que apacentaban los cerdos fueron a la ciudad y por los campos y comentaron lo acontecido.
Por supuesto aquella gente supo que quien había originado todo, era un hombre llamado JESUS DE NAZARETH. Es entonces cuando sucede algo verdaderamente increible: decidieron ir a hablar con Jesús y pedirle que se fuera de aquellos lugares, porque era peligroso para sus intereses económicos. Además, Lucas da el detalle de que los Gadarenos se llenaron de temor.
Este acontecimiento del Ministerio de Jesús nos deja muchas lecciones. En primer lugar, vemos la insensatez
de aquella gente, al rechazar a alguien que venía a ayudarles, pues, hizo algo que ellos no habían podido hacer, devolverle a aquel conciudadano la razón, la dignidad y la libertad de las fuerzas oscuras del infierno. Pero también, vemos el menosprecio que los Gadarenos sentían por la vida humana, ya que hubiesen preferido que aquel hombre continuase endomoniado y ellos conservaran sus cerdos. Cuando le piden a Jesús que se vaya de su territorio, estaban renunciando a TENER SALVACION Y VIDA ETERNA, A QUE JESUS SANARA A LOS QUEBRANTADOS DE CORAZON, QUE SANARA A SUS ENFERMOS, QUE JESUS LES PREDICASE EL AÑO AGRADABLE DEL SEÑOR….ETC,ETC.
Hermano(a) Cristo en nosotros es lo más glorioso que nos ha sucedido en nuestra vida. Sepamos Amarlo, alabarlo, honrarlo, obedecerlo, tenerlo siempre como nuestro PRIMER AMOR. Nunca lo cambiemos por un plato de lentejas. CON EL SOMOS TODO Y SIN EL SOMOS NADA. También sepamos amar y respetar a nuestro prójimo. BENDICIONES.

Dr. Mauricio Navas Guzmán.

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