Una de las cosas que a muchos les causa molestia es aceptar el hecho de que cada uno, es responsable de sus triunfos y fracasos, ya que estos son el fruto de las decisiones que tomamos mientras tengamos la facultad de hacerlo, libertad que nos hace únicos responsables de los resultados obtenidos. Desde el instante mismo que abrimos los ojos a este mundo, debemos de tomar la decisión de vivir para lograr desarrollarnos. Todos podemos señalar en el tiempo pasado, más de una decisión que tomamos que causo un cambio significativo en nuestra propia historia de vida sumando bendición a esta, es este tipo de decisiones lo que debe de impulsarnos a estudiar cada posibilidad que se nos presenta, y las circunstancias alrededor de estas, para luego con total convicción y esperanza, tomar la decisión más optima a la que deberemos añadir compromiso en cada paso. El compromiso tiene que ver con un esfuerzo diario y no solo con la emoción del momento, fue esto, lo que Dios demando de Josué, sucesor de Moisés, para lograr el proyecto de vida que tenia con él. Es precisamente en la falta de compromiso donde muchos se pierden y dejan a medias un sueño o proyecto, porque lo toman a la ligera como decir “si quiero” en la ceremonia nupcial o estampar una firma para cerrar un trato de negocio como parte de una regla a cumplir; un verdadero compromiso va más allá de eso, es un reto por conquistar a diario, hasta ver realizado nuestro proyecto. Es un error pensar que el éxito llega como consecuencia de un don natural o de la experiencia académica adquirida, convencida estoy, que el éxito, solo se puede alcanzar con perseverancia y voluntad firme, independientemente de cuál sea nuestro proyecto como aprender un nuevo idioma, escoger una carrera universitaria, decidirnos a dejar la soltería, lograr un estilo de vida saludable basado en una buena alimentación, ejercicios, y tiempo a solas con Dios, dominar un instrumento musical, emprendimiento optar por un nuevo trabajo, etc. Ver realizado tu proyecto dependerá de el grado de valor que le des a las palabras “compromiso y perseverancia”.
Considero que todos los que gozamos de una relación con Dios tenemos garantizado un importante porcentaje, para alzar bandera de victoria, siempre que presentemos nuestros proyectos a él respetando los límites establecidos.
Si por el momento no tienes claro aún tu proyecto, y cuentas únicamente con un sueño. Considero oportuno que tomes ejemplo de la vida de José hijo decimoprimero de Jacob, nieto de Isaac, quien para ver el cumplimiento de su sueño tuvo que experimentar una serie de situaciones desfavorables a causa de la envidia de sus hermanos. Sin embargo, él no perdió su compromiso de hijo de Dios y persevero hasta ver la justicia de Dios de su parte como cumplimiento del sueño, que por ser parte del propósito de Dios en su vida era grande.
Creo que por la maravillosa gracia del Dios que nos creó, todos, tenemos sueños, pero no todos logramos realizarlos a falta de un proyecto. En mi experiencia cuando estoy en el punto de tomar una decisión examino mis posibilidades y las presento al Dios que ama mi alma y me dio libre albedrío para vivir la clase de vida que elija vivir, busco consejo en su palabra escrita para recordar sus límites y minimizar las posibles equivocaciones, entre los cuales un día encontré uno que hasta el día de hoy es mi fuente de poder para hacer aquello que quiero consciente de que cada segundo se debe aprovechar, me refiero a lo escrito en Eclesiastés 9:10 Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el Seol, adonde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría.
El verso invita a aprovechar cada oportunidad aquí y ahora, mientras tengamos vida. Porque así, como la muerte es parte de la vida, las decisiones también lo son. Por esto se vuelve urgente saber tomarlas y sostenerlas con compromiso, hasta gozarnos en su cumplimiento.
¡Todo lo que hagáis hacedlo de corazón como para el Señor!