Dan 5:27 “TEKEL: Pesado has sido en balanza, y fuiste hallado falto”.
No sé qué tan bien saldríamos algunos, si Dios nos pusiera su balanza para ser pesados. ¿Somos pesados por Dios? Me temo que sí. El rey Belsasar no se imaginaba que estaba pasando mientras disfrutaba, porque para él significaba una celebración de éxito y reunió a sus amigos sin darse cuenta de qué había una realidad existente contra él, y no se daba cuenta de que Dios estaba tratando con su vida. ¿Y si Dios te pusiera su balanza, cómo te encontraría?
Dios interrumpiría su fiesta de “celebración” para decirle: ¡fuiste pesado y estás falto!, es decir no tienes el peso correcto, si bien sólo era una mano que escribía sobre la pared con tan sólo tres palabras en arameo, una lengua que los babilónicos conocían, pero que no podían determinar su significado profético. Dan 5:5 “En aquella misma hora aparecieron los dedos de una mano de hombre, que escribía delante del candelero sobre lo encalado de la pared del palacio real, y el rey veía la mano que escribía”.
¿Puede Dios hablarte en medio de una fiesta? Sin duda, porque es precisamente cuando Él no aparece en nuestras pláticas. La fiesta se detuvo, el rey Belsasar palideció, porque, aunque no veía nada amenazante, presentía que las cosas no andaban bien, muy a pesar de que él era el rey, tenía autoridad, dominio, es más tenía tanta influencia que sus invitados eran príncipes y no eran pocos, ¡eran mil!, sin embargo, sus lomos se debilitaron, era tanto el temor, que sus rodillas pegaban una con otra. Dan 5:6 “Entonces el rey palideció, y sus pensamientos lo turbaron, y se debilitaron sus lomos, y sus rodillas daban la una contra la otra”.
El creyó que, llevando a los adivinos, sabios, hechiceros resolvería el problema, pero no fue así, empezaba a impacientarse y la reina le dijo que había un hombre que en el reinado de su padre que le había interpretado sus sueños que se llamada Daniel y que especialmente Dios dio únicamente a él la capacidad de interpretar el mensaje de fatalidad para Nabucodonosor, por lo tanto, era la persona idónea. ¿Alguna vez te has sentido impotente ante una prueba o castigo de Dios? Dan. 5:8“Entonces fueron introducidos todos los sabios del rey, pero no pudieron leer la escritura ni mostrar al rey su interpretación”
Amados amigos y hermanos, Belsasar fue pesado y hallado falto, es decir era orgulloso, prepotente y al no humillarse ante Dios, ahora venía para él una situación similar de castigo como la de su padre, porque él sabía que lo que hacía ofendía a Dios. ¿Lo que haces agrada u ofende a Dios? Dan 5: 22 “Sin embargo, y a pesar de saber todo esto, usted, hijo de Nabucodonosor, no se ha humillado” NVI
Qué difícil es saber qué hacemos algo que no está bien y continuamos haciéndolo, muy a pesar de que vemos ejemplos en otras personas que son humillados por Dios, y pareciera que no es suficiente como para cambiar de ruta y volvernos a Dios, Belsasar sabía toda la humillación de su padre y pareciera que quería vivir su “propia experiencia”. ¿Te has dado cuenta de que lo que haces no está bien y ofende a Dios? ¿Crees que es necesario que Dios te humille para cambiar de vida? ¿No crees que es suficiente ver el castigo de Dios a otros para detenernos?
Recuerda, las advertencias de Dios pueden llegar en cualquier momento, incluso en este desayuno y no olvidemos que podemos ser pesados.
¿Y SI DIOS NOS PUSIERA SU BALANZA?