TUS AMISTADES TE ESTÁN AFECTANDO, Y NO TE DEJAN PROSPERAR
Hermano lindo que me lees, tus amistades te están afectando. No podemos seguir siendo amigos del mundo y esperar que no nos afecte. No somos «super-man». No pueden tener comunión la luz con las tinieblas.
Una cosa es convivir con inconversos como vecinos, familiares, compañeros de trabajo y servirles, amarlos, compartirles tu fe. Invitarlos a la célula o iglesia. Está bien.
Pero hay una línea bien delgadita en la que te comienzan a influir ellos a ti. Comienzas a escucharles, a portarte como ellos, a admirarlos, a pasar mucho tiempo compartiendo, a andar en sus caminos… ¡Y cuando menos sientes has retrocedido! ¡Has recaído de donde Dios te había sacado!
¡Dice el Señor que te apartes! Que no des tu tiempo al que no quiere salir de lo mismo. Que no prestes oído a sus palabras. Recuerda que «las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres».
¡Hasta podría ser un «supuesto hermano» de quien te tengas que alejar! Dice la Palabra:
«Más bien os escribí que no os juntéis con ninguno que, llamándose hermano, fuere fornicario, o avaro, o idólatra, o maldiciente, o borracho, o ladrón; con el tal ni aun comáis.» (1a Corintios 5:11)
«Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado; Sino que en la ley de Jehová está su delicia…» (Salmos 1:1-2)
«No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?» (2a Corintios 6:14)
Y me dirás: «pero pastor, Jesús se llevaba con pecadores. Le llamaban «amigo de pecadores», claro, ¡pero ese era Jesús! Era el Dios Santo, perfecto, sin pecado. Tú y yo somos débiles, y podemos ser seducidos por el pecado que aún vive en nuestra carne.
Leamos más versículos:
«Por tanto, no harás alianza con los moradores de aquella tierra; porque fornicarán en pos de sus dioses, y ofrecerán sacrificios a sus dioses, y te invitarán, y comerás de sus sacrificios.» (Éxodo 34:15)
«…¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.» (Santiago 4:4)
¡Vuelve a tu comunión con La Palabra! ¡Vuelve a tus momentos de oración! Vuelve a la amistad con los hermanos en Cristo. No son perfectos, pero andan buscando lo mismo que tú: crecer en el Señor. Corta de tajo con el mundo.
¡Sé radical! Saca de tu vida al impío. No lo tengas ni siquiera en Facebook o Twitter, si pasa posteando pornografía, cosas de alcoholismo, adulterio, fornicación, etc. ¡Exaltando el pecado con sus redes! ¿Y supuestamente es cristiano? ¿Y le llamas «amigo»?
Y no es porque tú seas «demasiado santo», sino porque tenemos suficiente pecado en nosotros, como para ser seducidos por el mundo si entramos en amistad con él.
Termino con este pasaje para ti que has leído hasta el final. A ti te dice el Espíritu:
«Vuelve ahora en amistad con él, y tendrás paz; Y por ello te vendrá bien. Toma ahora la ley de su boca, Y pon sus palabras en tu corazón. Si te volvieres al Omnipotente, serás edificado; Alejarás de tu tienda la aflicción; Tendrás más oro que tierra, Y como piedras de arroyos oro de Ofir; El Todopoderoso será tu defensa, Y tendrás plata en abundancia. Porque entonces te deleitarás en el Omnipotente, Y alzarás a Dios tu rostro. Orarás a él, y él te oirá; Y tú pagarás tus votos. Determinarás asimismo una cosa, y te será firme, Y sobre tus caminos resplandecerá luz.» (Job 22:21-28)