2 Crónicas 9:6 “…pero no creí en sus palabras hasta que vine y mis ojos lo han visto” (La Unidad)
“¿Serà cierto lo que me han dicho de Salomon? Qué tan cierto serà lo que he escuchado sobre su vida, su conducta, su forma de ser? ¿Qué tan cierto serà que sus servidores parecen príncipes, que son altamente educados, que saben como comportarse aun en la mesa? ¿Serà cierto que Salomon es un hombre fino en el trato hacia las mujeres y sus ayudantes? Me parece que han exagerado un poco. Así que iré a verlo con mis propios ojos”
El Señor y la Maestría me han enseñado a aplicar el aparato crítico a las palabras que se dicen muchas veces en la Biblia. Y una metalectura del texto que encabeza este escrito me ha llevado a hacer esas preguntas en la mente de la Reina de Saba.
Y tomó la decisión de salir de dudas. Así que enfiló hacia Jerusalem a visitar al tan famoso Rey Salomon. Lo que me impacta es la última frase del texto: “se quedó como sin aliento”.
Estoy tratando de ver en mi imaginación el gesto de asombro de la Reina. Se debe haber llevado la mano a la boca, abriendo desmesuradamente sus ojos de asombro, exclamando un ¡Oh! de pura envidia, caminando despacio en los pasillos del palacio real, tratando de absorber todo lo que pudiera con la vista y haciendo preguntas a los empleados del rey.
Cuando la presentaron ante el rey Salomón, quedó màs boquiabierta aún al escucharlo hablar. No le contó chistes sobre el gobernador. No le hizo bromas vulgares. No presumió de su poder, ni de su palacio, mucho menos de su ropaje. No le contó nada sobre su curriculum, no le mostró sus títulos colgados en las paredes ni presumió que había estudiado en la mejor universidad de aquel tiempo.
Salomón solo abrió su boca y habló lo que tenía dentro de su corazón: Sabiduría. Palabras que impactaron a la reina. Palabras que sonaban como mùsica en sus oídos. Palabras que la transportaron a una dimensión desconocida para ella. Salomon solo habló de lo que sabìa. De su Dios. De sus experiencias místicas con el Señor de su padre David. Le habló proverbios, salmos y muchos poemas màs.
Y la dama quedó impactada. “Se quedó como sin aliento” al escuchar hablar a un hombre como nunca antes lo había hecho. Nunca había conocido a un hombre como aquel rey que había traspasado las fronteras con su fama y su prestigio.
Debió haber sido una experiencia inolvidable para la reina de Saba. Bueno, el intercambio de regalos lo dice todo. Porque sabemos que los regalos hablan. Pero màs que nada, sus palabras de admiración y respeto que ella le brinda a aquel joven pastor de Israel.
Y, aquí está el Drash: ¿Qué dirán las gentes de nosotros? ¿Qué se escuchará de nosotros a nuestras espaldas? ¿Qué noticias o comentarios dice la gente fuera de nuestros templos? Pastor que lee estas líneas: ¿Qué comenta la gente de su conducta? ¿Qué dicen las mujeres con respecto a usted con el trato hacia ellas? ¿Como nos califican los de afuera? ¿Tenemos prestigio, buenos comentarios debido a nuestra conducta, nos presentamos ante otros debidamente vestidos como pastores y siervos de Dios? ¿Estamos -como los siervos de Salomón- mostrando las virtudes de nuestro Rey Jesus? ¿O nos hemos mezclado con el mundo para que nos vean “cool” y que no somos retrógrados? ¿Nos sentamos a la mesa con el debido respeto hacia los alimentos y hacia los demás? ¿De qué hablamos cuando estamos en una reunión de pastores? ¿Qué escuchan las personas en las otras mesas cuando abrimos nuestra boca en esas reuniones? ¿Qué dicen las señoritas que atienden las mesas cuando nos llevan nuestros platos? ¿Qué comentan allá adentro las empleadas que nos atienden y que nos ven los ojos puestos en sus piernas o los escotes, o aún peor, escuchan vulgaridades de nuestros labios y después nos escuchan predicar las “buenas nuevas” de salvación?
¿Querrán las personas congregarse bajo nuestros púlpitos después de haber escuchado que somos adúlteros, que hemos fracasado en nuestros matrimonios, que nuestros hijos no andan bajo sujeción y santidad, que nuestras esposas aparecen en YouTube como una de las pastoras màs sexys? ¿Que ven y escuchan de nosotros al otro lado de la “frontera”, mis queridos hermanos millenials? Creo que la reina de Saba nos llamará la atención cuando nos presentemos en el dìa final y nos dirá todo lo que escuchó de nosotros.
Soli Deo Gloria