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viernes, noviembre 22, 2024

Aprendiendo de la crisis

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Para nuestro pulgarcito de América, la segunda quincena de marzo del 2020 hará historia en nuestras vidas, paulatinamente se han venido deteniendo las actividades del mundo, y ahora nos llego a nosotros.

Ayer, cuando tuve un momento a solas, se me vino una visión, en la que me veía en una reunión familiar con mis nietos adolescentes compartiéndoles lo que habíamos vivido con sus padres en 2020…

En enero del año en curso escuchábamos en las noticias sobre el coronavirus que estaba cobrando vidas en China, después estas noticias se dieron con más frecuencia y lo mismo sucedía en Europa. Los salvadoreños veíamos las noticias con ojos de misericordia por todas las víctimas y pensábamos que eso se quedaría en tierras lejanas. De repente, llego a los Estados Unidos de América, ¡Dios mío, ha llegado a nuestro continente!.
Las noticias solo hablaban de esto, del coronavirus, veíamos como cobraba más y más víctimas, las redes sociales infestadas con videos de médicos que hacían todo lo posible para salvar vidas y no podían; líderes religiosos dando su testimonio de que habían salido positivos al virus y haciendo un llamado al mundo para que acataran el aislamiento social; videos de pacientes adultos, niños, adultos mayores aferrándose a la vida, tratando de respirar y colapsando en la muerte; videos de caravanas de camiones militares cargando los ataúdes; las personas confinadas en sus casas. Sentíamos un gran pesar en nuestro corazón por toda la humanidad que estaba pasando esto. Aún con la esperanza de que en El Salvador no sucediera, los salvadoreños continuábamos con nuestra vida normal y de repente nuestro Presidente empieza a tomar medidas para protegernos, iniciando por suspender las clases; preparando albergues; limitando la entrada al país y poco después también la salida; una fuerte campaña de “quédate en casa”; poco a poco la población fue tomando conciencia; hasta llegar al confinamiento total en casa, que es el que estamos viviendo actualmente.

Los humano somos seres de costumbres, aprenderemos a vivir y manejar nuestras emociones durante 1 mes dentro de casa. Programa tu mente que tu mejor seguro de vida y médico es quedarte en casa, porque si sales, te puedes contagiar. Dios nos ha dado el libre albedrío, “así que, tendrás que elegir entre contagiarte o aprender a manejar tus emociones”.

Es normal que tengas una sensación de pérdida de libertad, que por el momento no puedes desarrollar proyectos laborales, ni actividades personales, familiares, espirituales, deportivas y esto te genere: MIEDO, incertidumbre, enojo, frustración, ansiedad, tristeza, soledad, sensación de encierro, aburrimiento, desorganización, apatía, depresión, preocupación, entre otros. Posiblemente tengas reacciones desproporcionadas como ir al super y comprar todo lo que puedas; o acaparar todas las mascarillas y alcohol gel de las farmacias; esas respuestas son producto del miedo e incertidumbre que te genera tanto pánico ante una amenaza que no puedes controlar, ni TU, ni nadie, solo respetar las medidas de protección y seguridad que nuestro presidente ha establecido.

Se que el hogar no es un campo de rosas, pareciera más una olla de presión que puede explotar en cualquier momento, todos estamos ansiosos, confundidos, viviendo la incertidumbre ¿qué va a pasar con nuestras vidas?, así que tendremos que ser juiciosos en nuestras conversaciones y comentarios. Ya que tu cónyuge, hijo, padre, madre, hermano, prójimo, esta sintiendo lo mismo que tu. Desarrolla la empatía y desde el corazón expresen cómo se sienten, establezcan en familia una rutina para aprender un nuevo estilo de vida, en el que incluyan: preparar alimentación sana, horario para dormir , limpieza de la casa, ejercicio físico, tiempo para estudiar y leer, recreación (juegos de mesa, cine-forum), escuchar música, pequeña siesta, conversar y compartir, “reducir el hacer y centrarse en el ser y estar”. Es muy importante que la higiene y arreglo personal continúe, quítate la pijama desde tempranito.

Pues si, queridos nietos, en esa etapa del 2020 aprendimos a valorar lo que realmente importa, a darle prioridad a Dios y a la familia, aprendimos a colaborar unos con otros, a ser empáticos, los padres de familia retomamos lo que hacíamos de niños cuando no había tecnología y les enseñamos a nuestros hijos a ser creativos y a disfrutar la vida sin internet, aprendimos a cuidar la comida, a no desperdiciar, a ejercitar nuestro cuerpo, retomamos los abrazos y los besos, valoramos la libertad, el poder contemplar desde nuestra ventana un amanecer y un atardecer, el escuchar el despertar de los pajaritos. Y le agradecimos a Dios por darnos una nueva oportunidad para vivir diferente.

Durante la crisis y cuando ésta termino, entendimos que el Señor nos llamo a regresar a El y valorar los regalos que a diario nos da, su Palabra, el amor, la familia y la salud.

Dios te bendiga,
Camarena psicologia

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