“Tus coronas el año con tus bienes…El que te corona de favores y misericordias; En aquel día Jehová será por corona de gloria y diadema de hermosura al remanente de su pueblo; y serás corona de gloria en la mano de Jehová, y diadema de reino en la mano del Dios tuyo. Le hiciste un poco menor que los ángeles, le coronaste de gloria y de honra, y le pusiste sobre las obras de tus manos;”
Salmo 65:11; 103:4; Is 28:5; 62:3; Heb 2:7,9.
Hoy anunciamos la caída de este virus inmundo, impostor y pestilente.
Declaramos que el único rey, es Jesucristo. Y por lo tanto nos ha coronado, de bienes y misericordias, y todo este año ha sido coronado de su bendición.
Así que toda corona que el hombre le haya colocado a este virus, es quebrada en el nombre de Jesús.
Como un solo cuerpo en Cristo, coronamos de gloria y honra al único y sabio Dios, al todopoderoso y creador de nuestras vidas. Sobre nuestra nación y sobre las naciones de la tierra.
Confesemos juntos que el covid-19 está crucificado. Que el ya perdió la batalla en la cruz del calvario, y por lo tanto la muerte que le ofrece a la humanidad, no tiene aguijón sobre los hijos de Dios.
Declaremos con fe, que lo que era un ataque mortal, redundó en salvación.
Es decir que, esta oscuridad hará que muchos vengan a los pies de Cristo a nivel mundial. Por lo tanto, lo que se pensó para mal, se tornó para bien.
Jesús es más famoso que el covid-19.
Él es el Rey. Él siempre ha existido, y antes que este virus naciera, ya Jesús lo había sentenciado a muerte en la cruz. Así que todos los que están bajo la cobertura de su sangre, se han elevado por encima de esta inmundicia.
A este virus impostor, le dedico la siguiente sentencia (únete y dilo con autoridad):
Covid-19:
“Tú que dices que tienes corona, vas a dejar de ser popular. Este pequeño reino improvisado, se te está terminando. Te advierto que, aunque nos dejes malos recuerdos, mayores serán las ganancias que disfrutaremos.
Nos dejaras muchas riquezas, y muchas fortunas que nunca imaginamos llegar a recuperar. Nuestra familia estará más unida, nuestra fe más poderosa, nuestra devoción más encendida, y nuestra dependencia a Dios más profunda. Así que te informo, que ya perdiste, y que hemos salido victoriosos sobre ti.
Nos sobrepondremos rápidamente de las perdidas, y seremos participantes del último y más grande avivamiento de la iglesia. E incluso, aun muchos de los que murieron por tus sucias manos, ganaron la batalla, ya que antes de morir, miraron agonizantes al cielo y entregaron sus vidas a Dios. Así que todos estamos viendo tu caída, tu ruina y tu mal final. Final que no imaginaste pero que te lo traemos a la memoria, la cual es la victoria de Cristo en la cruz”
Nota: Si crees en la caída de este virus, nunca más lo llames con corona, no lo empoderes más, esta peste ya ha sido descoronada en el nombre de Jesús. Así que refiérete a él como: peste, inmundicia, pandemia o solamente virus, ya que al único que reconocemos como Rey coronado de gloria y hora es a Jesucristo de Nazaret.
Casa Emanuel para todas las Naciones.
