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martes, noviembre 26, 2024

La iglesia de hoy (una autocrítica)

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Jeremías 18:15 “y se han desviado de sus caminos, de las sendas antiguas, para andar por senderos, no por calzada”

Bueno, ya aprendimos a lavarnos las manos. Ya aprendimos a toser entre los codos. Ya aprendimos a mantener una distancia entre nosotros. ¿Que nos falta por aprender?

Creo que Dios en su sabiduría nos tiene en una especie de retiro. Aunque siempre la Iglesia ha organizado retiros o campamentos para instrucción de sus lìderes, en donde han invitado a predicadores de fama, en lugares de lujo o espacios con piscina y otros ambientes agradables, cuando no en hoteles de cinco estrellas, han llevado a sus ministros a recibir cursillos sobre como abrir màs células, ganar màs almas, construir màs megatemplos, recaudar màs dinero y como se piden los permisos para tener su canal de TV y su propia radio que es el santo grial de cualquier pastor moderno, hoy estamos en un retiro obligatorio pero al estilo de Jesus.

Hoy nuestro retiro sí es espiritual. Porque hoy no hay la cantidad de gente que acostumbramos a ver desde nuestros púlpitos. Hoy no hay cámaras, ni luces ni audiencia ofrendando para cumplir con el pastor. Este retiro nos está enseñando que la verdadera Iglesia no es el edificio. Somos nosotros. La familia. Hoy no es el pastor el que predica sino el padre de familia. Hoy no hay equipos de sonido, solo equipos de personas conviviendo obligadamente en cuatro sencillas paredes. Hoy no hay almas que ganar. Hoy hay que ganar nuestras familias. Hoy no hay células que visitar. Hoy visitamos los cuartos de nuestros hijos.

Este retiro le está enseñando a la Iglesia en el hogar a vivir por fe. A cuidar nuestros recursos. A comer en casa. A utilizar lo que tenemos. A las hermanas les está enseñando a hacer sus propias pupusas porque ya no se puede ir a la de la esquina. No sea que se infecte. A los “varones” que antes cuidaban el parqueo de la iglesia, les está enseñando a cuidar sus patios, su sala y su comedor privado.

Hoy la iglesia ya no está pidiendo ofrendas. No hay diáconos ni diaconisas con alfolíes. Hoy la ofrenda es un corazón humilde. La ofrenda de hoy es sentarnos en una silla y leer la Biblia que no habíamos leìdo de tanto estar ocupados “haciendo” en vez de “siendo”. Hoy el ayuno y la oración ya no se hacen en un templo con un café en el intermedio en donde todos nos hacemos creer que somos sinceros. Hoy el ayuno y la oración se hacen en casa. En privado. En donde no se presume de muy espiritual para que nos vean.

¿Todo por què? Porque el Señor nos ha metido en un retiro espiritual. En un retiro en donde o tenemos intimidad con Èl o mostramos lo que realmente hemos estado reprimiendo en los cultos. O actuamos con fe en la Palabra o actuamos con nuestras propias fuerzas. O dependemos de Dios enteramente o hacemos cola en los bancos esperando el bono del gobierno.

Quizá caiga mal a màs de alguno de mis hermanos pastores, pero tal vez ignora lo que ya dijo el filósofo norteamericano Sam Pascoe: “El cristianismo comenzó en Palestina como una comunidad (una relación,) luego se trasladó a Grecia y se convirtió en una filosofía (una manera de pensar). Màs tarde, se trasladó a Roma y se convirtió en una institución (un lugar donde ir) y después a Europa donde se convirtió en una cultura (una forma de vida). Finalmente, se estableció en Norteamérica, donde se ha convertido en una empresa (un negocio)” Y agrego yo: de Norteamérica vino a nuestros países.

No es un secreto que hoy, muchas Iglesias no se llaman iglesias sino “corporación”. Y eso es precisamente lo que está haciendo que la gente pierda la fe en Dios. Se ha mutado de la fe a la practicidad. Ya no se cree en milagros. Todo sucede por causa y efecto. El humanismo ha llenado nuestros púlpitos y se ha convertido en una manera de pensar, una filosofía que atrofia terriblemente la fe y la confianza en Dios, y eso ha hecho que muchos evangélicos pierdan su identidad, su conocimiento de la santidad que exige la Palabra de Dios.

Hoy que los templos están vacíos. ¿Qué estamos haciendo en las casas? ¿Estamos confiando en la Mano bondadosa de Dios para proveernos o nos estamos rebuscando como nos han enseñado nuestros lìderes espirituales? ¿Las familias están esperando la provisión de la mano del Señor o del señor Alcalde del pueblo?

Todo esto nos tiene que advertir a los pastores que cuando salgamos nuevamente a las actividades de la Iglesia de Cristo, volver a las sendas antiguas. Todo esto debe servirnos como un examen de qué hemos enseñado: teología o Biblia. Salvación, Santidad y Consagración o conformismo y materialismo. A muchos nos tomó por sorpresa este retiro y ahora no sabemos qué hacer. No sabemos como pedirle al Señor. No enseñamos la ley de la siembra y la cosecha y ahora estamos pagando el precio.

Desconocer la prognosis y los Kairos de Dios nos está trayendo consecuencias dolorosas.

SOLI DEO GLORIA

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