La noche del pasado martes por medio de cadena nacional de radio y TV, los salvadoreños fuimos notificados de una nueva “cuarentena especial” denominada así, por el gobierno central, lo nuevo de ésta, es que nuestro último número de DUI marcará el día en el cual podremos salir a comprar productos de primera necesidad, esto para minimizar el libre tránsito de todos, elevando así la contención de Covid-19, en nuestro amado país El Salvador.
Esta disposición como todas trae cosas positivas, pero de igual modo negativas, como es el hecho de que al incumplir dicha normativa podríamos ser detenidos y presentados a un médico que evaluará el nivel de exposición al virus, el que haciendo uso exclusivo de su juicio enviará a los infractores al centro de cuarentena de su parecer. Lo que considero de alta peligrosidad ya que seguramente el doctor evaluador no portará su título en mano y quizá muy probablemente ni su sello. Lo que se puede prestar para que cualquier persona disfrazada con vestimentas relacionadas a esa profesión, ponga en riesgo la integridad de mujeres transeúntes o conductoras haciendo uso de la fuerza para ejercer cualquier tipo de violencia en contra de ellas, en fin, de cara a cualquier anomalía que se pueda presentar con esto, considero que bien haremos todas, acatando lo dispuesto por beneficio propio. Inmediatamente termino la cadena nacional alguien me llamo angustiada preguntando ¿Cómo poder seguir confiando que esto pronto acabará si cada día se ponen peor las cosas? A lo que conteste convencida ¡tranquila, en el cielo no hay cuarentena! Y todos los que estamos confiando en el mover de Dios debemos hacerlo practicando la fe “certeza de lo que se espera y, convicción de lo que no se ve”. Para que lo escrito en Isaías 26:3. Sea una realidad en nosotros “Tú guardaras en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera porque en ti ha confiado”. Ciertamente cuan gratificante y maravilloso es saber que la obra en el cielo no ha parado, los ángeles siguen cuidando de nosotros, el plan de Dios para con cada uno de sus hijos y aún para con los incrédulos sigue en marcha, en el cielo se esta preparando un cambio de estación global, una nueva modalidad en la vida humana, en el que todos participaremos, y conoceremos a su tiempo.
Así como desde el pasado diciembre que se dio a conocer del virus Covid-19, el que a poco tiempo después de su descubrimiento por su nivel alarmante de propagación y gravedad la OMS lo caracterizo como pandemia. El mundo experimento un cambio de impacto social y económico, que nos está preparando para una nueva modalidad de vida en la que deberemos despojarnos de viejos hábitos para aprender nuevos, y seguir avanzando. De las cosas que podemos ver con claridad que tendremos que acostumbrarnos son el uso de mascarillas, distanciamiento social, mayor concientización de higiene personal, innovación comercial, entre otros. Puesto que, cuando el furor del presente virus cese, este como los otros virus existentes ya, pasará a formar parte de los males que conviven con nosotros. Lo que nos obligará a conservar las medidas antes mencionadas para nuestra supervivencia. No obstante, la buena noticia sigue siendo que no estamos solos y mucho menos a merced de esta peste. El Dios que creo el universo esta con nosotros, y en su mano tiene el control no solo de la pandemia sino de todo lo que este en contra de su voluntad buena, agradable y perfecta.
Cumplamos la nueva cuarentena especial, a la vez que reposamos en el hecho de que en el cielo no hay cuarentena, Dios sigue sentado en su trono de poder.
¡Confiemos en Jehová perpetuamente, porque en el Señor está la fortaleza de los siglos!