Gènesis 7:16 “Y los que entraron, macho y hembra de toda carne, entraron como Dios le había mandado; y el SEÑOR cerró la puerta detrás de Noé”
Escribir ciertas cosas que están en las Escrituras a veces no es fácil. Como me dijo un pastor amigo que lee estos artículos que finamente publica este medio La Prensa Cristiana, “usted se expone, pastor, a que lo critiquen e incluso que quieran tirarle piedras”, pero es necesario ser sincero y en estos tiempos, quitar tantos velos que se han puesto al predicar la Palabra.
Esto ha provocado en los cristianos -con todo respeto-, cierta ignorancia escritural. Nos hemos conformado con aprender lo que es la salvación y uno que otro detalle sobre la vida cristiana después de ser salvos. Y por lo demás, nos enseñan que hay que convertir a la gente a como dé lugar. Y es en esos momentos en que muchos se conforman con entregar un tratado o invitar a alguien a la iglesia para cumplir con ese requisito.
Con eso ya lavaron sus pecados y creen que cumplieron todo. Por lo demás, tratan de hacerle fácil la vida a los demás. Les regalan una Biblia, le invitan a salir a evangelizar, lo incluyen en algún privilegio de la congregación para mantenerlo ocupado y hacerle creer que todo va bien encaminado. Gloria a Dios y sigamos adelante. Craso error.
Porque, ¿qué de la santidad para mostrar un verdadero cambio interno? ¿Que del cambio de carácter, de conducta y de comportamiento? ¿Qué del trato justo a su familia, su esposa e hijos y hasta la suegra? Esas cosas no se tocan. Y no se tocan porque a veces ni el mismo pastor lo vive. Disculpen caballeros, pero que los hay, los hay. Son pocos los que se atreven a cambiar sus paradigmas internos y empezar un cambio radical en su corazón para que los que los observan vean realmente un reflejo de Dios en sus vidas. Se convierten en espejos para los que aún no creen. Como la gente de Samaria: “Ya no creemos por lo que nos digas, ahora creemos porque hemos escuchado y visto”.
Pero también es cierto que habrá muchos que no entienden de esto que estoy hablando. Les han hecho creer que con solo asistir a un par de cultos a la semana se cumple con lo que el Señor pide de nosotros. La pregunta del Profeta Miqueas 6:8 “¿Y qué es lo que demanda el SEÑOR de ti, sino sólo practicar la justicia, amar la misericordia, y andar humildemente con tu Dios?” eso ya no se lo enseñan. Y por consecuencia lógica, si no lo aprenden nunca lo van a vivir. Y tristemente, siguen con sus vidas pecaminosas creyendo que todo está bien.
Y es que como humanos, nos cuesta entender la Voluntad de Dios. Y queremos ser mejores que Èl. Pretendemos mejorar su Imagen ante los demás haciendo lo incorrecto.
¿No se han preguntado por qué el Señor fue quien cerró la puerta del arca con Noé y los animales adentro? Les compartiré un pensamiento que me vino de parte del Señor:
Imagínense a Noé viendo desde dentro toda aquella gente que estaba fuera -personas con las cuales había vivido durante 600 años, amigos, vecinos, familiares-. Intente imaginar como se sentiría usted si estuviese a salvo en el interior, mirando muchísima gente que conoce y ama, afuera, intentando entrar, condenados a morir. Todo porque cuando hubo tiempo no aceptaron su invitación. Fingieron hacerlo, pero en su interior se reían de usted y sus creencias en Jesus.
Creo que es sencillamente imposible para nosotros como humanos tomar esta decisión final, mantener esta lìnea final, separar a quienes serán salvados de aquellos que morirán. Fue imposible para Noé cerrar esa puerta y terminar con las últimas esperanza de ellos. Fue imposible para Noé y por eso Dios mismo lo hizo. Noé no lo podría haber hecho. No señor.
Esto nos enseña que nos engañamos a nosotros mismos creyendo que porque nuestra hija canta coritos y enseña en la escuela dominical ya es creyente. O que nuestro hijo porque toca guitarra en el grupo de alabanza en la iglesia es un salvo. Aunque ambos, en su vida privada, sabemos que chatean semi desnudos en Facebook. O que nuestro cónyuge es verdaderamente cristiano porque sirve en algún privilegio. Solo Dios que conoce los corazones puede y cierra esa Puerta. Aunque no nos guste, como quizá no le gustó a Noé ver a tanta gente muriendo en el diluvio. Pero… ¿que le vamos a hacer? ¿Me van a tirar piedras?