POR JULY DE SOSA
Muchos son los que en este tiempo en el que a todos de alguna medida nos ha cambiado la rutina diaria de salir a trabajar, estudiar, ejercitarse, tomar clases de baile, música etc. El aburrimiento es un estado peligroso porque se vuelve tierra fértil para pensamientos equivocados entre otros males. Los expertos en la salud mental definen el aburrimiento como desgano, abatimiento, apatía, fastidio, cansancio, tedio. Estas emociones afloran al estar atascados por un tiempo haciendo lo mismo, y son una clara señal de que debemos movernos a algo nuevo. Es por lo anterior que considero provechoso sacar la creatividad que surge en medio de la rutina gracias a la capacidad de inventar que tenemos todos, lo que acabará con el aburrimiento permitiendo extendernos a lo que está delante de nosotros.
Escrito está: “fuimos creados por Dios a su imagen y semejanza”. Nadie mínimamente informado puede negar la creatividad de Dios mostrada en las sagradas escrituras. Él, no limito su poder de creatividad con la creación del universo, nuestro Dios esta siempre en movimiento y cada nuevo día crea nuevas oportunidades, nuevos comienzos, para todos los que en él esperamos. El profeta Isaías declara “Dios no desfallece ni se fatiga con cansancio” que es igual a decir “Dios no es aburrido” Y si fuimos hechos a su semejanza, el aburrimiento no debe encontrar confortabilidad en nosotros. No estoy diciendo que nunca sentiremos emociones de aburrimiento, eso sería negar nuestra humanidad, lo que digo es que no debemos permitirnos estar en esa zona, como parte de la responsabilidad de supervivencia que todos tenemos.
Según el sicólogo alemán Martin Doehlemann se distinguen dos tipos de aburrimiento, el situacional fruto de una circunstancia. Y el aburrimiento existencial, como un estilo de vida. Es precisamente al aburrimiento” situacional” que me refiero en esta oportunidad, ya que la situación de encierro que estamos experimentando resulta propicia para que este tipo de aburrimiento lleve a muchos a estados que pongan en riesgo además de su salud mental, su vida misma. El pasado noviembre culmine mis metas puestas a cumplir a lo largo del 2019, aprendiendo del tema del suicidio, estudie de forma autodidáctica las posibles causas que incitan a cometerlo y, participe en un foro muy interesante que brindo el Colegio Médico de El Salvador que me permitió una vista panorámica de este enemigo silencioso en medio nuestro. El suicidio esta presente casi desde el inicio de la historia, la biblia habla de muchos que al igual que Judas cometieron suicidio. Entre sus detonantes están la fatiga emocional, espiritual y física. Lo que podría comenzar con un simple “aburrimiento” si le parezco extremista me permito mencionar otras manifestaciones de peligro al que nos exponemos consintiendo el aburrimiento. Los cambios de humor que estallan en comportamiento tosco para con quienes compartimos techo, lo que destruye relaciones, el consumo de material pornográfico que desfigura el verdadero placer sexual, o el consumo excesivo de alcohol, tabaco, u cualquier otro tipo de droga. Todo lo anterior podría ser fruto de aburrimiento en el que podríamos caer sino estamos alertas. De cara a esta realidad me atrevo a sugerir tres prácticas que pueden ayudarnos a combatir este mal. Lo primero asegúrese que la primera conversación de su día sea con Dios. Estimule el bienestar de su cuerpo con ejercicios aeróbicos, baile o estiramientos. Y por último ejercite su mente con la lectura de un libro de su interés, dibuje o pinte en papel o lienzo algo que le guste de la naturaleza.
Y el Dios de la esperanza os llene de todo gozo y paz en la fe, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo. Romanos 15:13.