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jueves, noviembre 21, 2024

Lo mejor que leí

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Comencé a aprender letra por letra, vocal por vocal, consonante por consonante, palabra por palabra.

Mientras crecía, aprendía a conjugar palabras y entender oraciones gramaticales, y leí…. Leí líneas colegiales, seglares y académicas…

Hasta que tuve en mis manos un libro diferente.

Tomé la biblia de mi madre y comencé a leer esas sagradas líneas.

Jamás había sentidos efectos tan agudos en mi mente y en mi alama.  Me enamoré de ella, sus páginas me envolvieron y fui seducido por ella.

Me hice su amigo, su fan, su alumno, su aprendiz, y su eterno discípulo.

Con toda seguridad, propiedad y verdad puedo reconocer que ella fue, es y siempre será, lo mejor que he leído.

Tú también la has tenido en tus manos.

Y con toda seguridad, sé que ella a endulzado tu alma una y otra vez.

Sus palabras revierten en tu vida cualquier efecto venenoso que las circunstancias te traen.

No concibo una vida sin biblia.

Esa santa adicción le da sentido a todo y endereza nuestro camino inundándolo de luz y sabia dirección.

No importa cuantas veces leas los mismos versos, siempre te dirá algo nuevo de lo que parece conocido.

Tu fe, tu salvación, tu perdón, la información que sabes de Dios, tu identidad, tu eternidad etc, todo está allí, en esas páginas blanco y negro, y a pesar de eso, te regala una vida llena de colores.

Sin su existencia no habría iglesia, cristianos, organizaciones eclesiásticas, freno moral para la sociedad y ni si quiera leyes y normas para la humanidad.

Así que hoy en día con millones de ejemplares impresos y traducida a centenas de idiomas y dialectos solo el más ignorante de los pecadores puede decir: Dios no me habla.

Mas que líneas escritas son los pensamientos mismos de Dios, es su mente, su esencia, sus códigos, sus testimonios y su gran carta de amor para su amada novia.

Por eso debemos de leerla una y otra vez.

Como una novia enamorada que lee su carta secreta de amor mil veces y mil veces vuelve a sonreír, suspirar y apasionarse por su autor.

Los lectores enamorados de la palabra de Dios no solo la leen y subrayan sino con frecuencia descubren nuevos tesoros de cofres enterrados e ignorados por otros y al descubrirlos la abrasan, la besan y la huelen.

Si… así de extrema es la locura que domina a sus apasionados admiradores.

El que no sabe cómo huele su biblia, no sabe cómo huele su vida.

El que no subraya su biblia, será tachado por el mundo.

El que no abraza su biblia, será abrazado por el pecado y la perdición.

El que no memoriza sus palabras, no tendrá memoria de Dios frente a la tentación.

Los que no están dispuestos a amarla así, no tendrán amor suficiente para otros.

Aquellos que catalogan como idolatría y fanatismo todo lo anterior serán fanáticos de su propia idolatría.

La palabra de Dios es logos, pero también rhema.

Es Cronos, pero también Kairós.

Es Kairós, pero también Pler`0.

Es ley y a la vez legislación.

Es santa pero también santificadora.

Es voz, sonido y relación.

Es anunciadora de perdón, pero también de condena.

No es una opción sino una necesidad.

La fuente que sacia toda sed,

La maestra personal metida en tu casa disponible las 24 horas.

La memoria de los reyes y el memorial del rey supremo.

La que te hace avanzar en una hora lo que tendrías que haber aprendido en años.

El árbol de vida donde cada hoja tiene el poder de sanidad continua.

La miel de la vida,

La leña pera el fuego de mi altar.

La profecía más confiable en el universo.

Esto y mucho más es la bendita palabra de Dios.

Si tienes una.  ¡Corre a ella hoy!…

Velos caerán de tus ojos.

Lo que no entendías antes lo entenderás hoy.

Tu lectura bíblica cambiara desde el momento en que creas que no leerás letra sino Espíritu.

En cada página accesaras a las cámaras más ocultas de la mente de Dios.

Entenderás su propósito y su voluntad,

Hoy te promuevo un libro… y te pido que lo leas porque fue, es y será lo mejor que leí.

A continuación, te entrego las invitaciones que ella me dijo que te diera para tu próxima cita a solas con sus benditas páginas:

“Todo su pueblo busco su pan (Biblia) suspirando; dieron por la comida todas sus cosas preciosas, para entender la vida…”  Lam 1:11.

“…Come este rollo (Biblia)… y abrí mi boca, y me hizo comer aquel rollo.  Y me dijo: Alimenta tu vientre, y llena tus entrañas con este rollo que yo te doy. Y lo comí, y fue en mi boca dulce como la miel.”

Ez 3:1-3.

“Oh, cuanto amo yo tu ley, todo el día es ella mi meditación. Me has hecho más sabio que mis enemigos con tus mandamientos, porque siempre están conmigo. 

Mas que todos mis enseñadores he entendido, porque tus testimonios son mi meditación.

Ma que los viejos he entendido, porque he guardado tus mandamientos; de todo mal contuve mis pies, para guardar tu palabra.

No me aparte de tus juicios, porque tú me enseñaste.

¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! Mas que la miel a mi boca. De tus mandamientos he adquirido inteligencia; por tanto, he aborrecido todo camino de mentira. Lampara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino.

Salmo 119:97-105.

Pai Otoniel Alvarado.

Casa Emanuel para todas las Naciones

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