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martes, noviembre 26, 2024

Dos Naturalezas

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Genesis 1:26 “Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen” Gènesis 2:7 “Entonces el SEÑOR Dios formó al hombre del polvo de la tierra”
¿Por qué es que tenemos que luchar contra la naturaleza carnal? ¿Por qué nos cuesta tanto ser espirituales? Hay una lucha constante entre lo que debemos ser y lo que deseamos ser. Quién de nosotros no sufrimos cuando el pecado nos pasa arrollando como un vehículo a cien por hora y nos atropella, nos deja heridos, lacerados y casi muertos. Qué cuesta volver a levantarse. Lógicamente, estoy describiendo a aquellos que quieren hacer la voluntad de Dios en sus vidas y vivir -valga la redundancia-, estilos de vida muy diferentes al común de la gente.
Pero no es fácil. Y la respuesta la tenemos en nuestra propia creación. En el capítulo 1:26 tenemos a este hombre, a quien Dios declaró ser creado «a su imagen y según su semejanza», pero este hombre no es algo angelical, un ser espiritual, que no tiene deseos carnales o similares y que está ocupado solamente en asuntos espirituales. No, es un hombre muy material —una criatura de carne y hueso— que tiene inclinaciones humanas y materiales. ¿Por qué es esto así? Si ha sido creado por el mismo Dios a su Imagen y Semejanza, ¿por qué no funciona de esa manera, a la manera de Dios?
Las Escrituras dicen claramente que Adan es «formado… del polvo del suelo». Estos dos relatos de la creación, de alguna manera reflejan aquellos dos aspectos diferentes de Adán: sí, él es creado a imagen de Dios, pero también es «formado… del polvo del suelo». A partir de ahora esta increíble tensión entre el polvo del suelo del que somos formados, y la imagen de Dios en la que somos formados, marcarán cada una de las dimensiones y cada uno de los pasos de las vidas humanas.
Esta es la razón del por qué muchos hombres o mujeres son inclinados a buscar màs las cosas de la tierra que las espirituales. Aun en la iglesia tenemos esa clase de personas. Les cuesta tener fe en un Dios que provee, que sana y que soluciona problemas, porque su inclinación a lo terrenal no les permite elevar sus ojos a los Montes y dejar que sea el Señor su Socorro. Pero también están los otros, los espirituales, los que no buscan como desarrollar sus vidas en el trabajo y todo se lo dejan a Dios, viviendo una fe exagerada y eso los empuja a esperar todo del Cielo.
Las dos inclinaciones por sí solas nos hacen daño. Si somos demasiado espirituales creeremos que ya no tenemos ninguna necesidad de amar a otros, de trabajar y de suplir a las necesidades de nuestro prójimo. Por eso es que debemos trabajar con nuestras manos, porque somos parte de la tierra para ocuparnos de las cosas de la tierra pero no quedarnos allí, sino también tenemos una parte espiritual para buscar las cosas de arriba. Fuimos hechos por Dios para mantener el equilibrio en nuestras vidas y permitir que “vean vuestras buenas obras y glorifiquen al Señor en vuestras vidas” expresó el Apóstol. Si usted leyó bien los dos relatos de la creación del hombre, verà una gran diferencia entre uno y otro: En el primer relato, el hombre es “creado del”, en el segundo es “formado en”.
SOLI DEO GLORIA

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