Por: July de Sosa / Ministerio Cristo Como Pastor
Carecer de salud en nuestros cuerpos es sin duda, una de las situaciones más difíciles de sobrellevar mental y espiritualmente. Por tal razón la carta de Santiago exhorta ¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia para que oren por él.
Consejo muy útil para tomar en cuenta ya que cuando enfermamos dependiendo de la gravedad, del tipo de dolencia o falta de voluntad, necesitamos de la intercesión de otros, pero en este tiempo de pandemia que no podemos relacionarnos socialmente, cualquier persona que comparte techo con el enfermo que sea creyente del poder de Dios puede orar por sanidad, o un familiar, amigo, conocido, pero creyente que no viva con el enfermo, basta con orar desde su casa y Dios hará. Porque, la fe actúa aun sin necesidad de tocar personalmente al enfermo, ya que no es el humano el que sana, sino el poder de Dios que como lo dijo el Centurión una palabra de ÉL, bastará para sanarlo.
La enfermedad forma parte de las cosas que en nuestra humanidad experimentaremos en más de una ocasión por la fragilidad en nuestros cuerpos, porque como escrito está “Polvo somos” no obstante, deseo animarle a recordar tener en cuenta al interceder por la sanidad de otros. Orar con plena conciencia de que Dios escucha esa oración sin dar lugar a una mínima duda de que recibiremos conforme al propósito de Dios y en su tiempo. Más que interesarnos en el porqué, conviene entender el para qué. Recordemos que todo en Dios tiene un propósito de bien, porque escrito está, los planes que Dios tiene para con nosotros son de bien y no de mal. He experimentado el bien de Dios en diversas enfermedades, qué, aunque en algunas de ellas, he tenido necesidad de ir a quirófano, Dios hasta aquí ha restablecido mi salud y yo he comprendido el bienestar que cada proceso de enfermedad sumo a mi relación con Dios y otros, que me acompañaron en esos momentos con oración, palabras de ánimo, abrazos fraternos etc.
Muchos son los que este día están adoleciendo de alguna enfermedad y, sumados a ellos, todos, los infectados por Covid-19, postrados en la cama de un hospital o en su casa, y es responsabilidad de todo creyente interceder por todos los enfermos y más por aquellos que conocemos por nombre y apellido, como es el caso de Adolfo Rojas Barrerá y Conny de Araujo, quienes adolecen a causa de este virus que por su agresividad se trasformo a pandemia.
En este tiempo que no podemos congregarnos como iglesia, ejerzamos nuestro compromiso de cristianos y desde nuestra casa, clamemos por los enfermos mandemos palabras de vida y sanidad, conociendo que Dios no deja a nadie solo o sola en su lecho de enfermedad como escrito está
“Jehová sostendrá al enfermo en el lecho del dolor, ablandará su cama en la enfermedad”