Una buena parte de matrimonios tienen problemas con su identidad interna. Es decir, con el paso del tiempo, van descuidando ciertos detalles que hacen que la relación se vuelva tóxica o problemática porque van surgiendo situaciones que antes eran desconocidas o surgen prácticas que no son agradables para cada uno de los que comparten habitaciòn.
Ella se empieza a sentir incómoda con ciertas conductas de su esposo que antes no había conocido, por ejemplo como deja el baño después de usarlo, el lavamanos después de rasurarse, las toallas tiradas por todos lados y la cama revuelta sin siquiera dignarse a alisar las sábanas o hacer su cama por lo menos. ¿Qué pasò antes?
El, por su lado, empieza a notar que ella es gritona desde la mañana hasta la noche, que exige tanto de los demás que llega a desesperarlos, los hijos se mantienen de mal humor a causa de los regaños constantes, su arreglo personal ha decaído y aquella chica preciosa que lo cautivó antes de casarse se quedó en alguna curva del camino. Ahora es una mujer desaliñada, no se maquilla, no se arregla el cabello y su aspecto es totalmente contrario a lo que èl esperaba cuando ya fueran esposos. ¿Qué fue lo que vio antes?
Esas son las preguntas que nos hacemos en estas ocasiones en que el matrimonio empieza a mostrar signos de cansancio y hastío. Es cuando èl prefiere estar màs tiempo en la calle con sus amigos y ella prefiere estar sola en la casa, sin que nadie la esté fiscalizando en sus actuaciones personales.
Y, como todo tiene un gènesis, debemos saber qué pasò para que las cosas estén como están. En donde empezó todo ese drama y qué fue lo que lo trastocó todo. Por qué ella ya no es la muñeca de porcelana que èl conoció los primeros dìas de su relación y por qué èl sigue siendo el sapo que ella pensò en que se convertiría en su príncipe azul. Parece que todo fue un engaño y ambos empiezan a dar vueltas y vueltas en sus propios ejes buscando una respuesta. La respuesta, mis amigos, es fácil de encontrar. Porque todo se remonta al noviazgo.
Bueno, ¿existe entonces el noviazgo? Si y no. Sì en el sistema del mundo. No en el ámbito cristiano. Todo porque esta etapa del conocimiento de cada uno de los que entran en esta esfera es crucial para llevar a cabo un fin. O una relación pecaminosa que termina en traumas y problemas sicológicos que van a afectar la edad adulta o termina en matrimonio sano que glorifica a nuestro Dios.
Y, ¿que cosa es el noviazgo? Bueno, por si usted no lo sabia, el noviazgo es el arte de engañar al otro. Nos presentamos como no somos. Hablamos de lo que no somos y nos disfrazamos de lo que no somos. Es decir, en el noviazgo no somos nosotros. Todo es pura ficciòn. Pantalla. En esa etapa aprendemos a fingir y tratar de impresionar al otro con logros que no corresponden a la realidad. Y nos vamos deslizando poco a poco en una espiral de engaños y mentiras hasta que, como la vejiga que hundimos en el agua, todo sale a flote y ¡Pum! revienta la verdad y nos desinflamos avergonzados y humillados.
“Pero tú me dijiste que…” “Pero tú me hiciste creer que…” esas y muchas frases parecidas suenan dentro de las cuatro paredes cuando las cosas se ponen color de hormiga. Y solo nos queda una cosa: aguantar el chaparrón y lamentarnos de haber caído en esa trampa de falsedades. La vorágine del tiempo nos lleva a tener que enfrentar ese pasado vergonzoso y humillante que nos hace bajar la vista y desear que la tierra nos trague. Porque en esa habitaciòn ya somos lo que realmente somos. Cada uno se presenta tal como es porque el maquillaje con que nos disfrazábamos se ha terminado y ya no hay por qué fingir.
Es por eso que en el ámbito cristiano no hay ni debe haber noviazgo. Lo que debe haber es una relación pre-matrimonial en donde se construyan las bases sólidas de sinceridad y franqueza para que el futuro no nos tome desprevenidos. Es decir, mostrarse cada uno tal y como son, sin disfraces ni sofismas que traten de impresionar al otro.
Entonces, ¿como arreglar esta situación tan caótica dentro del matrimonio? Empezar por el principio: entregar sus vidas al Señor Jesus para que haya un nuevo gènesis en su relación matrimonial. Empezar a conocer verdaderamente que el amor todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. Pero sin Jesus, eso es imposible. Ese es el quid de la cuestión.
SOLI DEO GLORIA