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martes, noviembre 26, 2024

Somos diferentes (Parte I)

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Gènesis 1:27 “…varón y hembra los creó”

Por allí andan hablando de un nuevo concepto con respecto a los sexos. Andan diciendo que los hombres y la mujeres somos iguales. Y eso ha provocado que las mujeres se han masculinizado, han perdido su feminidad y se han convertido en una simbiosis entre hombre-mujer. Van al gimnasio a cultivar músculos que responden a pura proteína, tratan de evitar su menstruaciòn y quieren casarse para demostrarle a su pareja que son autosuficientes. Por otro lado, los hombres han malinterpretado esa nueva escuela de pensamiento tratando de feminizarse, parecer cada vez màs mujer que varón, se depilan las cejas, se depilan las axilas y se dejan crecer el cabello hasta la cintura, se hacen tratamientos faciales para evitar la piel varonil del rostro que demuestra que es puro hombre, pero se llevan una buena decepción a la hora de hacer pipí porque no pueden evitar hacer lo propio de los hombres. Para las mujeres que quieren ser hombres o para los hombres que quieren ser mujeres se les plantea un problema de identidad, de gènesis porque los cerebros de ambos fueron diseñados por el Creador para funciones diferentes, emociones diferentes y conductas diferentes.

Como creyente en Dios y predicador de Su Palabra, me asombra como nuestra sociedad del siglo veinte terminó abriendo estos espacios para que los sexos se mezclen en un estado inédito que devino en una pérdida de identidad entre los seres humanos. En pocas especies animales se ha dado este fenómeno, y cuando se da, es por proceso natural para preservar la especie marina como el camarón que cuando no hay machos suficientes, la hembra toma ese lugar para mantener el equilibrio de su especie. Pero en el humano eso es imposible. Pero siempre habrá quien lo crea y el siglo veintiuno entró con toda su fuerza tratando de cambiar la Creación de Dios.

Amigos, no debemos olvidar que somos inducidos a nuestras conductas porque nuestro cerebro fue diseñado para responder a los estímulos propios de cada uno de nosotros. No soy biólogo pero entiendo que mi cerebro fue hecho para funcionar como hombre. Es cierto, tengo ciertas neuronas femeninas que me permiten llorar, sentir tristeza, nostalgia y otras emociones, pero el resto es cerebro masculino. De allí mis reacciones propias de todo hombre: apreciar la belleza de un cuerpo femenino, de un rostro con óvalo perfecto, la sonrisa de un niño y dejarme envolver por el suave y fragante olor de un delicioso perfume que atrapa mis sentidos. Pero por sobre todo, sigo siendo hombre y funciono como tal.

Por ejemplo, el hombre es un ser de “apartados”. Tenemos una bolsa para la billetera, y en esa billetera tenemos otros apartados para todo, otra para el pañuelo, otra para las llaves y otra todavía para el celular. Vivimos en un mundo de “apartados”. Es por eso que nos es màs fácil apartar los problemas y sus soluciones por separado. Fuimos diseñados para apartar unas cosas de otras. Cuando un hombre pelea con su esposa durante el dìa, no es nada extraño que en la noche quiera hacer el amor con “su mujer” como si nada. ¿Por què? Porque el pleito durante el dìa fue con la mamá de sus hijos, con la señora de la casa o la dueña de la cocina. En la noche, èl quiere estar con la mujer que ama.

Para la mujer, las cosas cambian. El cerebro de la mujer es “acumulativa”. Tiene un bolso en donde están todas sus cosas. Todo lo maneja como un todo. Es por eso que puede cocinar tres o cuatro platos al mismo tiempo que habla por teléfono, observa a su hijo que está jugando y sus oídos están atentos a los ruidos del patio. De manera que en la noche, cuando su esposo la busca para su intimidad, ella no puede funcionar porque su estado conductual no está liberado del problema vivido horas antes. Sus emociones están en ese “bolso” en donde guarda todo lo que utiliza. Su cerebro es un “bolso” en donde guarda todos los recuerdos que la lastimaron, la hirieron o le hicieron sentir humillada. No es de extrañar entonces que pasará mucho tiempo para que olviden algún detalle que fue importante en sus vidas.

Aquí es donde el hombre falla en no conocer la naturaleza femenina y no arregla las cosas que para ella son importantes. Porque sencillamente èl separa un rol de otro. Sì, te ofendí, pero perdóname es su frase con que quiere arreglar todo. Pero no, no es tan fácil. La feminidad y la masculinidad son invención de Dios y nada ni nadie puede cambiarlas.

SOLI DEO GLORIA

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