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miércoles, abril 24, 2024

Una vida saludable

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Dr. Edwin Ramos / Iglesia Nación de Dios Internacional

Hay un tema en particular que recientemente ha ganado mucha popularidad en la sociedad, y es el cuidado del cuerpo. Hay personas que invierten miles de dólares en tener un buen cuerpo, saludable y estético, pero muchas veces esto es contraproducente.

Verdaderamente el motor de la vida es el cuerpo, alma y espíritu; y debe nutrirse. Sin embargo, la palabra de Dios nos enseña que la vidas es más que comida y bebida.

“La vida es más que la comida, y el cuerpo que el vestido. Considerad los
cuervos, que ni siembran, ni siegan; que ni tienen despensa, ni granero, y Dios los alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que las aves?” ​Lucas 12:23-24.

La Biblia nos enseña en Eclesiastés 4:12 que la verdadera fortaleza está en tener un cordón de tres dobleces.

Hay tres elementos en la vida de todo creyente que harán tener salud en su vida espiritual, emocional y física. Debemos enfocarnos en cada uno de estos para lograr un cordón de vida que no se romperá con facilidad.


1. Dar

Dar: Es una forma de honrar a Dios; y honrar significa valorar, estimar, respetar o considerar. Es algo de alto valor.

A su vez, este es uno de los temas que muchas veces causan confusión, polémica y hasta división en la misma iglesia. Esto, a raíz que no hemos entendido que el dar se rige bajo una ley espiritual. La ley del intercambio.

La biblia dice claramente, en 2 Corintios 9:7, que dando es como se recibe. Este pasaje indica que hay un intercambio cuando damos. El intercambio que recibirás dependerá de lo que tú das.

Es inevitable el no recibir, sino conforme lo que doy a Dios, a mi familia, al trabajo, etc. Cuando honramos a Dios a través del dar la ofrenda y el diezmo estamos activando esta ley. Él dice: “dame de lo que tienes y yo te daré de lo que yo tengo”. Por eso cuando inviertes tiempo en la oración, tú recibes de su presencia. No hay salud espiritual si no hay honra, pues la honra es el código de Dios para bendecirnos y prosperarnos.

Esta ley también es aplicada al mismo Dios. Tal y como lo leemos en Juan 3:16, Él dio a su hijo, para salvar a los pecadores. El nos muestra que eso es dar para recibir. ​Tu no recibirás más de Dios si no de aquello que tu das.

Dar te da acceso a sus promesas y es la expresión de fe en que crees en Su palabra.

“Honra a Jehová con tus bienes, y con las primicias de ​todos tus frutos”
Proverbios 3:9.

El honrar a Dios, nuestros padres y otros, es una señal de salud espiritual y de madurez. La honra es una moneda de intercambio espiritual que es altamente valorada en el reino de Dios. Él dice “primero todo”, luego dice “la primicia”. Esto determinará lo que sucederá con el resto, si se va a secar o multiplicar. Cuando honramos a Dios con nuestro dar, el muestra su poder y provisión en nuestras vidas.

2. La oración

Toda relación está basada en la comunicación, por lo que ​no hay relación sin comunicación.​ La oración es tener comunicación con Dios.


Todas las religiones están basadas en la relación de sus dogmas y preceptos, sólo el evangelio se basa en la relación con su salvador Jesús y es a través de la oración.

“Sino que calzasen sandalias, y no vistiesen dos túnicas. Y les dijo: Dondequiera que entréis en una casa, posad en ella hasta que salgáis de aquel lugar.” Marcos 6:9-10

La palabra establece en Marcos 6:9-10 que el Padre no busca evangélicos ni
religiosos, sino adoradores. Cuando uso la adoración como medio de oración, las peticiones son contestadas.


Hoy tenemos iglesias que no se les enseña la oración, hacen “cultos de oración” y nadie llega.


Jesús oraba, al igual que sus apóstoles y la primera Iglesia, y si miramos el libro de los Hechos nos damos cuenta lo poderosos que eran. Hoy tenemos una iglesia enferma llena de ella misma pero vacía de Dios, porque no hay salud espiritual sin oración.


No hay madurez sin oración. No hay poder de Dios sin oración. No hay revelación de su palabra sin oración.


La oración nos prepara para su venida
“Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir.” Mateo 25: 13.

La oración nos vuelve fuertes ante la tentación de este siglo
“Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está
dispuesto, pero la carne es débil.” Mateo 26:41.

Cada vez que oramos existe una impartición, porque no se relacionan con su persona, sino con su nombre. Al final, en Mateo 7:23, hay una advertencia para aquellos que deciden no buscar de Dios, al buscar su poder y no una relación, Él nos desconoce. Por eso, no puede haber buena salud espiritual sin la oración.

“No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre
echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.”
Mateo 7:21-23

3. Ayuno
En las bienaventuranzas Jesús dejó claramente los tres cordones. Él dijo: “cuando ayunéis”, es decir, queda por sentado que debemos tener una vida que incluye el ayuno. (Mateo 6:16-18)

Algunos piensan que necesitan esperar una señal de Dios o sentir algo especial antes de comenzar un ayuno. Sin embargo, es importante que comprendamos que el ayuno es un acto de fe, porque damos honra con nuestro cuerpo a Dios.


Por eso es preciso entender que sin alguno de estos cordones, su vida espiritual jamás será saludable ante los ataques de este siglo. Por lo tanto el ayuno no es opcional, de la misma forma que no lo fue para Jesús, quiénes somos nosotros para pensar que lo lograremos sin ayuno, si Jesús mismo, con todo su poder sometió su cuerpo al Espíritu Santo.

Jesús nos enseña que si oramos, damos y ayunamos con los motivos correctos, tendremos recompensas. Pero para evaluar nuestros motivos debemos hacernos esta pregunta: ¿Qué deseo más, los aplausos de la gente o el favor y las recompensas de Dios?


Entonces ayunar es presentar nuestros cuerpos a Dios como sacrificio (ofrenda) vivo. Es abstenerse de manera voluntaria para buscar: humillación, arrepentimiento, adoración o un rompimiento en alguna necesidad. El poder del ayuno es morir a mi “yo” carnal y permitir que el Espíritu Santo, que mora en nosotros, sea entronado con su poder.


El ayuno desata poder, pues doy lo mío y Dios me da lo suyo. A lo largo de la escritura vemos que juicios fueron cambiados, guerras ganadas, cárceles abiertas, a través del ayuno y la oración.

La única manera de tener una vida saludable es cuando volvemos nuestro dar, orar y ayunar, un estilo de vida.

Espero con mi corazón que esta palabra haya sido de bendición para ti. Te invito a que la compartas con tus amigos y familia para que también sean bendecidos. De igual forma, si necesitas más herramientas para empoderar tu vida espiritual de invito a que te suscribas a mi canal en YouTube (http://bit.ly/YouTubeAPER​), estoy seguro que hay una palabra de Dios para ti.



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