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viernes, abril 26, 2024

Dios ha oído el llanto de tu hijo

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Quiero recordar en la reflexión de este día, el tierno cuidado de Jehová para una madre y su hijo, en un momento de peligro extremo, pues ambos sin la ayuda del Señor, hubieran perecido.

El nombre de esta mujer era Agar y el de su hijo, Ismael. Ambos son muy conocidos por el mundo creyente, pues Agar era sierva egipcia en la casa de Abraham y Sara, y también por el apresurado e inmaduro plan, generado por Sara, de un acto de intimidad entre Agar y Abraham, y como resultado se dio el nacimiento de Ismael.

Por rencillas entre Sara y Agar, ocasionadas por conductas infantiles (Ismael se burlaba de Isaac), Isaac era el hijo de la promesa hecha por Dios a Abraham y Sara, esta última le pide a su esposo Abraham echar de su hogar a Agar e Ismael, para siempre.

Después de las inquietudes pertinentes de Abraham, éste procede a despedir a la sierva Agar y a su hijo Ismael, enviándolos al desierto con una pequeña porción de pan y un odre de agua. Estoy seguro que Agar caminó por el desierto sin rumbo fijo y con el corazón traspasado por el dolor, pues sabía que aquellos alimentos, no serian suficientes para subsistir en medio del desierto. Efectivamente, a muy corto tiempo ya no había agua ni pan. Nubarrones de muerte de cernían sobre las cabezas de Ismael y su madre Agar.

Es en aquel momento trágico cuando se oye la voz del ángel de Dios que le dice a Agar: “NO TEMAS, DIOS HA OIDO EL LLANTO DE TU HIJO. LEVANTATE, ALZA AL MUCHACHO, Y SOSTENLO CON TU MANO, PORQUE YO HARE DE EL UNA GRAN NACION”.

Dice el libro del Genesis en el capítulo 21 y versículo 19, que DIOS abrió los ojos de AGAR Y ella vio una fuente de agua, y llenando el odre de agua, dio de beber al muchacho. DIOS SALVO LA VIDA DE AMBOS, MEDIANTE LA OBRA MILAGROSA DE ABRIR UNA FUENTE DE AGUA EN MEDIO DEL DESIERTO.

Actualmente hay muchos padres que se preocupan en gran manera y aun lloran por la vida de sus hijos, ya sea porque se encuentran enfermos, o porque se han descarriado en los caminos de la vida, o sufren porque sus hijos se encuentran en peligro. ¿Cuántos padres salvadoreños han visto partir a sus hijos hacia otros países, en búsqueda de mejores condiciones de vida?

Otros padres se afligen y lloran, porque sus hijos los han abandonado, quizás por su edad avanzada.

Sea cual sea la situación preocupante, quiero decirles que ALCEN SUS OJOS Y ORACIONES A DIOS; QUE EL ES UN PADRE BUENO POR EXCELENCIA, Y LES MANDARA EL CONSUELO, GOZO Y FORTALEZA QUE NECESITAN EN ESTE MOMENTO. La promesa de DIOS para este año 2020 es: “SIEMPRE TE AYUDARE, SIEMPRE TE SUSTENTARE CON LA DIESTRA DE MI JUSTICIA” (Isaías 41:10.)

Bendiciones

Dr. Mauricio Navas Guzmán

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