“Vinieron todos los oficiales… y todo el pueblo desde el menor hasta el mayor, y dijeron al profeta Jeremías… ruega por nosotros a Jehová… para que Jehová tu Dios nos enseñe el camino por donde vayamos, y lo que hemos de hacer”. Jer. 42.1-3.
El pequeño remanente de Judá necesitaba tomar decisiones. Los pocos que habían quedado en la ciudad después de la devastadora conquista del rey Nabucodonosor de Babilonia buscaron al profeta Jeremías para que intercediera por ellos y conocer la voluntad de Dios para sus familias, después de décadas parecía que el pueblo finalmente había decidido tomar en cuenta y escuchar a Dios.
La consulta: ¿Qué debemos hacer?.
“Sea o no de nuestro agrado, obedeceremos la voz del Señor nuestro Dios, a quien te enviamos a consultar. Así, al obedecer la voz del Señor nuestro Dios, nos irá bien”. Jeremías 42.6 – NVI
Judá buscaba una respuesta, una dirección que definiría su destino. Tiene 2 opciones: quedarse en las devastadas ciudades de Judá, o, salir para Egipto en donde el panorama lucía mejor, sin guerra y con oportunidades de crecer. Con tono resuelto le aseveraron al profeta la plena disposición de someterse al designio de Dios fuera cual fuera.
La respuesta.
“Si se quedan en este país, yo los edificaré y no los derribaré… Si ustedes insisten en trasladarse a Egipto para vivir allá, la guerra que tanto temen los alcanzará, y el hambre que los aterra los seguirá de cerca hasta Egipto, y en ese lugar morirán”. Jer. 42.10-16 – NVI
Después de 10 días vino la respuesta del Señor a Jeremías: si se quedaban en las devastadas ciudades de Judá Dios los guardaría, los protegería y los afirmaría hasta sacarlos adelante. Si salían para Egipto morirían allá por la espada, el hambre y la pestilencia. Los males de los que huían los alcanzarían en Egipto.
La resolución.
“Pues no fueron sinceros cuando me enviaron a orar al SEÑOR su Dios por ustedes… Hoy les he transmitido exactamente lo que él dijo, pero ahora ustedes no obedecerán al SEÑOR…” Jer. 42.20-21 – NTV
Judá rechazó de nuevo el cuidado de Dios. Su consulta no era sincera, no estaban dispuestos a someterse a Dios fuera cual fuera su respuesta. Ellos tenían una decisión tomada, la cual en todo caso, pensaron Dios aceptaría y respaldaría. Cuando la ruta de Dios no coincidió con la de ellos, simplemente siguieron adelante ignorando de nuevo al Señor, y obviamente enfrentaron de nuevo el castigo a su soberbia.
Y usted… ¿Tiene una consulta para el Señor?
Si consulta encontrará respuestas en el Trono del Señor. La pregunta importante es: ¿está dispuesto a obedecer a Dios?… acerquémonos a Dios con corazón sincero y dispuesto, acerquémonos a Dios para encontrar su voluntad y seguirla, recuerde que al tener su respuesta el siguiente paso es decidir. Judá erró al buscar a Dios sin estar genuinamente dispuesto a obedecer, selló su letal destino. ¿Qué haremos cuando nuestra resolución no concuerde con la resolución de Dios?… ¿Qué haremos cuando su plan esté justo en la dirección contraria de nuestro plan?… Dios ha hablado, nos toca decidir.
Recuerde, seguir la voluntad de Dios requerirá valor y fe, pero en esa obediencia hay bendición. Primero consulte al Señor, luego, obedézcalo.