¿Qué hago con mis padres? Es una pregunta que a menudo se hacen los jóvenes, los padres tienden a exasperar a sus hijos, quieren tener el control de lo que hacen o lo que no, tanto para los adolescentes como para los padres esta es una etapa de transición en la que ambos están aprendiendo de los cambios, que se evidencian no solo físicamente sino emocionalmente y en pensamiento, ya no son niños, hay un deseo de reconocerse como un ser autónomo, de ser independiente, el niño de antes quiere descubrir nuevas amistades, enamorarse, tener tiempo libre, etc.
El pastor general del ministerio We are Heaven, Moisés Torres explica que: “Tratar con adolescentes es sumamente difícil, no solo porque ellos se encuentran en conflicto consigo mismos, buscando aceptarse y ser aceptados por los demás, sino porque en la mayor parte de los casos se sentirán atacados por el acercamiento de cualquier forma de autoridad. Los padres y pastores suelen ser catalogados como autoridades y al abordar a quienes están atravesando esta etapa implica ser sumamente pacientes, empáticos hasta donde sea posible”, indica el pastor Torres.

Es el deseo del adolescente por tener libertad lo que hace pedir que el adulto no se entrometa en su vida, ya sean estos los padres o cualquier autoridad, por ello “los consejos le saben ofensivos”.
“Cuando aconsejamos adolescentes tendemos a emitir juicios, a veces, apresuradamente. Es una gran tentación sacar conclusiones sobre lo que nos está contando en vez de escucharlos hasta que terminen. Eso puede ofender hasta a los adultos. Puede ser muy aconsejable enfocarnos en lo que los adolescentes hacen, su conducta específica y concreta, en vez de emitir juicios sobre los motivos que tuvieron para ello. Un joven aceptará con más facilidad lo que hizo o dejó de hacer, a que le digamos que lo hizo con mala intención, con rebeldía o por irresponsabilidad.”, añadió el pastor Moisés Torres.
Por su parte el pastor general de Iglesia Nueva Vida en Soyapango, Yuvini Pérez es enfático en su mensaje a los jóvenes: “Si tú dices: -Mis padres no me comprenden, no te rindas tan rápido. Es probable que tus padres estén más dispuestos a escucharte de lo que te imaginas. Piensa en esto: incluso Dios escucha a las personas cuando le exponen un asunto. Por ejemplo, cuando Moisés le habló en representación de los rebeldes israelitas, atendió su caso (Éxodo 32:7-14; Deuteronomio 9:14, 19). -Sí, pero mis padres no son como Dios, dirás tú. Hay que reconocer, además, que no es lo mismo hablar con Jehová sobre el futuro de toda una nación, como hizo Moisés, que tratar de negociar con los padres de uno la hora de llegada a casa. Sin embargo, el principio es el mismo”.

Y para explicarnos este principio a detalle redactó una serie de consejos para ti joven que serán de mucha ayuda para resolver los conflictos con tus padres, según sus palabras la clave está en la manera de presentar los argumentos. Sigue estos pasos y verás lo efectivos que son:
- Identifica el problema. Anota el asunto sobre el que tus padres y tú no logran ponerse de acuerdo.
- Reconoce tus sentimientos. Escribe una palabra que describa cómo te hace sentir la situación con tus padres: enojado, triste, avergonzado, desconfiado.
- Ponte en el lugar de tus padres. Imagínate que tienes un hijo adolescente que está pasando por la misma situación ¿Cuál sería tu principal preocupación, y por qué?
- Reevalúa la situación. Hazte las siguientes preguntas: ¿Tendrán algo de razón mis padres? ¿Qué puedo hacer para calmar su preocupación?
- Habla del tema con tus padres y busquen solución juntos. “Consigues más escuchando que gritando. Si escuchas a tus padres y tratas de entenderlos, lo más probable es que ellos hagan lo mismo.”